Un estudiante no puede ir a la escuela tras ser amenazado por alumnos kirchneristas

Un nuevo caso de persecución ideológica y adoctrinamiento que sacude al sistema educativo público en la Argentina, Santiago, un alumno del Colegio Primera Junta, ubicado en el barrio porteño de Caballito, lleva más de una semana sin poder ir a clases luego de ser amenazado por expresar su postura a favor de la condena judicial contra la corrupta expresidente Cristina Fernández de Kirchner.

Según relató tanto él como madre, Jaquelin, en el programa de Esteban Trebucq en por La Nación+, la situación comenzó tras una asamblea organizada dentro de la escuela con motivo de la condena en la causa Vialidad.

En ese espacio, Santiago manifestó estar de acuerdo con el fallo judicial, lo que desató una ola de hostigamientos por parte de otros alumnos, quienes lo amenazaron de manera directa. Desde entonces, su presencia en la institución se volvió insostenible.

Además, según denunció Santiago, algunos docentes aprovechan el aula para adoctrinar y atacar sistemáticamente al Gobierno de Javier Milei, mientras promueven una visión sesgada a favor del kirchnerismo. 

En el programa, Jaquelin también reveló que habló con la directora para que le den alguna solución, pero las autoridades del colegio no hicieron nada.

La difusión del caso generó reacciones inmediatas en las redes sociales. Uno de los primeros en pronunciarse fue el subsecretario de Políticas Universitarias de la Nación, Alejandro Álvarez, quien publicó un fuerte mensaje en su cuenta de Twitter.

«No vamos a permitir que esto ocurra, vamos a defender a cualquiera que sea perseguido o silenciado por los enemigos de la libertad! La educación debe ser el lugar de la protección y la convivencia, no el lugar tomado por minorías autoritarias!«, aseguró el funcionario.

El caso de Santiago vuelve a mostrar el nivel de adoctrinamiento ideológico de izquierda por parte de algunos docentes en las aulas, junto con el odio y la nula tolerancia de los kirchneristas frente a opiniones diferentes.

Mientras tanto, Santiago sigue en su casa, a la espera de una solución que le garantice volver a estudiar sin miedo y sin las amenazas de otros violentos estudiantes kirchneristas.