Desde que el titular del sindicato de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, se juramentó sostener su posición contraria a los deseos de la administración de Javier Milei de privatizar Aerolíneas Argentinas, calificada como «irremediable» por el vocero, Manuel Adorni, justificando que «el saneamiento de las empresas públicas es un paso necesario hacia su irremediable privatización», logró sumar al resto de los gremios aeronáuticos en su cruzada contra la venta de la línea aérea de bandera, estatizada en 2008 y anteriormente privatizada en 1990.
Un destino circular es el que posee Aerolíneas Argentinas desde su creación en 1950. Fue privatizada en 1990 y vendida a la española Iberia, que, ocho años más tarde, cedió la gestión a la aerolínea estadounidense American Airlines. La operación de la compañía pasó en 2000 a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) de España, que en octubre de 2001, traspasó a Aerolíneas al grupo privado español Marsans. En 2009, el Estado argentino expropió a Marsans la línea aérea nacional, que desde mediados de 2008 ya era gestionada por el Gobierno argentino tras entrar en una severa crisis financiera.
Aerolíneas Argentinas: gremios rechazan el intento de privatización de Javier Milei
La historia se repite de a períodos según el gobierno de turno al frente del Poder Ejecutivo y Biró, un estatista consumado que está al borde de poner en riesgo el estatus jurídico de su gremio, la personería gremial, con tal de sacar músculo frente a los directivos de la administración libertaria, no logró convencer a otro histórico secretario general del gremio de los técnicos aeronáuticos para que lo acompañe en el enfrentamiento.
Ricardo Cirielli, de APTA, se desmarcó de la cruzada anti privatizadora y fue el más componedor con la dirección de la empresa encarnada en Fabián Lombardo, que se había desempeñado en altos puestos de dirección de la compañía durante el gobierno kirchnerista de Alberto Fernández.
Cirielli llegó a expresar públicamente que la posición de Biró y compañía es similar a la de un «topo» que carcome a la línea aérea desde adentro, facilitando los planes del gobierno de venderla al mejor postor.
Y afirmaba que actuaban «eliminando Aerolíneas Argentinas desde adentro», y favoreciendo los intereses del Gobierno. «El resto de los gremios ha sido cómplice en esta situación», sostuvo el sindicalista, quien ya transita su noveno mandato como líder de APTA. «Es una pérdida para los trabajadores y trabajadoras y para Aerolíneas Argentinas. Es insensato e injustificado suponer que seguir haciendo lo mismo puede tener resultados diferentes», sentenció, criticando las medidas de fuerza adoptadas por otros sindicatos del sector.
Cirielli también advertía que las acciones de sus colegas están facilitando una posible privatización de la aerolínea estatal, un tema que Javier Milei ha mencionado en su plataforma política. «APTA está en contra de la privatización de Aerolíneas Argentinas. Privatizarla sería entregarla nuevamente a empresas extranjeras que solo buscan activos y mercados. La vaciarán, llevarán a la quiebra o la absorberán y desaparecerá», declaró.
El dirigente subrayó las consecuencias de una eventual desaparición de Aerolíneas Argentinas para el transporte nacional: «Si Aerolíneas desaparece, las empresas extranjeras que la reemplacen operarán solo en destinos rentables. Para cubrir los destinos no rentables, a los que hoy solo vuela Aerolíneas, exigirán subsidios. Así, los fondos de los contribuyentes que hoy recibe Aerolíneas se dirigirán luego a empresas extranjeras».
Otro gremio aeronáutico pone en la mira al Gobierno
A pesar de esas convicciones, se convirtió en el sindicato más cercano a la conducción de Lombardo. No es un sindicato menor. APTA es uno de los más poderosos de la actividad aeronáutica, pero algo se rompió en los últimos días en su relación con el Gobierno.
Finalmente, Cirielli y su comisión directiva parecen cruzar de vereda una vez más y esta vez se mostró más combativo con la empresa a la que pertenece a juzgar por el último comunicado difundido entre sus afiliados.
Allí se declara el «estado de alerta» del gremio, justificado en la ausencia de diálogo y soluciones con la conducción empresarial. «Ante la continua falta de soluciones del presidente de Aerolíneas Argentinas, Fabián Lombardo, a los planteos hechos por APTA, Asociación del Personal Técnico Aeronáutico, nos declaramos en estado de alerta y movilización».
La declaración contundente «fue realizada por los constantes planteos de las bases. Los trabajadores, técnicos con enormes responsabilidades, que no están cobrando lo que merecen en un contexto de fuerte endeudamiento de sus familias y con evidentes problemas para llegar a fin de mes», explicó un trabajador del hangar 8 del aeropuerto internacional de Ezeiza.
Para otros técnicos consultados en reserva por iProfesional, «a Ricardo no le quedó otra por lo difícil que está la situación, no fue un comunicado virulento como el que suelen emitir el resto de los gremios y ni siquiera estuvo a la altura de su historia, siempre combativa si se analiza su pasado, pero es un aviso al titular de la compañía y a su gobierno. La gente no da más y la tensión va a ir en aumento para lo que resta del año».
Vacaciones de invierno: el conflicto aeronáutico es inminente
Hay que recordar que no hubo paros durante el receso invernal porque la secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria en la huelga convocada por los pilotos. La razón de la medida de fuerza no era por motivos salariales, sino por cuestiones de reestructuración de la actividad que proviene de las oficinas del ministro de Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.
Los pilotos de Biró no quisieron acatar la conciliación que evitó un paro de actividades el pasado 19 de julio, pero frente a las posibles sanciones que ponen en riesgo la personería jurídica del sindicato se llegó a una tregua. Para Biró, «El problema no es con Aerolíneas», el problema es el Decreto 378/25, que según su visión presenta graves deficiencias técnicas. «Seguramente apelarán al vago recurso de catalogar esta medida con ‘intereses políticos’ a fin de desviar la atención y deslindar sus propias responsabilidades e inoperancia», explicaba el piloto.
«Advertimos que la implementación de dicho decreto representa un serio riesgo para la seguridad aérea y hacemos responsables a las autoridades de las consecuencias de su aplicación», señalaron en un plenario de delegados y dirigentes realizado a principios de mes. Uno de los puntos centrales de tensión son los cambios en las condiciones laborales que se notarán en horarios, descansos, vacaciones y turnos de trabajo del personal aeronáutico.
El reclamo no solo pone foco en el empeoramiento de las condiciones laborales, sino que además lo hace en la seguridad operacional y en la «extranjerización y apertura indiscriminada del mercado», según se escuchó en la asamblea.
La conciliación obligatoria para evitar el paro del pasado 19 de julio finaliza a comienzos de agosto. Allí volverán los problemas y cuestionamientos a las medidas del gobierno de Milei. La novedad es que Biró y sus pilotos parecen recibir, a partir de ahora, el tenue apoyo de los técnicos aeronáuticos que lidera Ricardo Cirielli.