En su década y pico como presidente de Talleres, Andrés Fassi nunca renegó públicamente de la influencia que se le atribuye sobre sus entrenadores a la hora de disponer tácticas y estrategias. No sólo eso. Él mismo se ha encargado de alimentar esa creencia, irrumpiendo en modo casual en algunas prácticas no restringidas al periodismo y situándose al borde del campo de juego para dar indicaciones junto al DT de turno.
Esa fama que lo precede, y que da la vuelta al fútbol, le ha costado al mandamás albiazul la negativa de más de un técnico de renombre que tenía en el radar para el club de barrio Jardín, y lo obligó en varias oportunidades a ‘sacar de la galera’ algún apellido desconocido o a bendecir contrarreloj a un hombre de la casa, de ‘ADN albiazul’, como a él mismo le gusta decir.
El 13 de marzo de 2022, Fassi lamentaba el final del segundo y breve ciclo de Ángel Guillermo Hoyos como entrenador de la ’T’: “Sólo tres veces en mi vida me ha tocado cortar el proceso de un entrenador”. Hasta ese momento, la saga de despidos de su autoría se completaba con las de los mexicanos Hugo Sánchez (2012) y Enrique Meza (2014), dos de los tantos entrenadores que empleó en sus tres décadas como dirigente de Pachuca.
El resignado “Gracias, Guillermito” de aquella noche de verano, tras una derrota como local ante San Lorenzo, contrastó con las tensiones que marcaron las salidas de los tres primeros DT que llegaron a Talleres en la era Fassi: Frank Darío Kudelka, Juan Pablo Vojvoda y Alexander Medina.
Aunque se comunicaron como ‘de común acuerdo’, una muletilla a la que los clubes acostumbran a apelar en estos casos, las posteriores desvinculaciones de Pedro Caixinha, Javier Gandolfi y Walter Ribonetto también se resolvieron en forma unilateral. Por entonces, Fassi ya había sumado a la ingrata lista a cinco técnicos de sus dos años y medio como gerenciador en Atenas de San Carlos de Uruguay (Damián Castellanos, Sebastián Eguren, Carlos Aguilar, Christian Giménez y Roland Marcenaro) y ya oficiaba de presidente deportivo de FC Juárez de México, donde agregaría otros dos nombres más: Diego Mejía y Mauricio Barbieri.
“Alex, Talleres siempre será tu casa”. El posteo del 3 de abril que le señaló la puerta de salida al ‘Cacique’ Medina, casi un mes después del logro de la Supercopa Internacional, fue el primer cimbronazo de 2025 en el banco albiazul, que suma cinco nombres diferentes en la temporada. Al uruguayo lo habían repatriado algunos meses atrás para dar un golpe de efecto, luego de renegociar con él una cuantiosa deuda homologada por la Fifa.
De los DT albiazules de 2025, hubo dos que gambetearon la lógica de los últimos tiempos: Pablo Guiñazú renunció a su interinato luego de siete partidos y delegó el equipo en el estratega de reserva Mariano Levisman; y Diego Cocca pegó el portazo antes de debutar, luego de 42 días en el club.
Cuatro formaciones diferentes en igual cantidad de partidos, 22 jugadores utilizados, esquemas tácticos que oscilaron entre la ilusionante convivencia de tres enganches y el decepcionante amontonamiento de cinco defensores, el reemplazo de certezas por incógnitas (¿desconcierto o permeabilidad?), y una escasa cosecha de 4 puntos, que equivalen a un 33% de eficacia, son la radiografía de un presente que tiene a Carlos Tevez como timonel.
El Gran DT
“Si está tan convencido del potencial del plantel, ¿por qué no dirige él?”. La frase se replica entre los hinchas de Talleres, y marca a las claras la disparidad evidente entre el declamado optimismo de Fassi y lo que muestra el equipo dentro del campo de juego y en las tablas de posiciones.
“Un día echaron a Cayetano Rodríguez, el técnico de la Primera, y vino Valentinuzzi a pedirme que me hiciera cargo del equipo para el partido siguiente. Y mirá los nenes que había: Jota Jota López, Villarreal, Martelotto, Blasón, Pepe Céliz, el Negro Ramos… Yo no había cumplido 20 años, así que les pedí a Jota Jota y al Negro Ramos que me dieran una mano. El sábado le ganamos a Las Palmas y luego contrataron a Tito Cuellar y yo seguí como profe”. El textual pertenece a una entrevista que Fassi concedió a ‘El Gráfico’ en diciembre de 2021, y refiere a los tiempos en los que el presidente de Talleres era preparador físico de Belgrano.
Aunque con imprecisiones -cuando Vicente Cayetano Rodríguez renunció como DT del Pirata por la demora en la firma de su contrato, en mayo de 1985, Walter Spengler era la máxima autoridad belgranense, Jota Jota López jugaba en Argentinos Juniors y Fassi tenía 23 años-, el testimonio da cuenta de una incipiente experiencia en la función de entrenador, situación que varios futbolistas de aquel plantel celeste aseguran no recordar.
Del desempeño de Fassi al borde de las canchas hay más evidencias en México, donde condujo a Pachuca al ascenso hace 27 años. Con el actual directivo de Talleres en el banco, ‘Los Tuzos’ se consagraron campeones de Primera División A el 17 de mayo de 1998, venciendo 2-0 a Tigrillos en su estadio de Hidalgo. Tres días antes, en el partido de ida, habían igualado 2-2 en Nuevo León. Pachuca llegó a esa definición por haber sido el ganador de la primera mitad de la temporada, el Torneo de Invierno 1997, donde venció (2-1 y 0-0) en la serie definitiva a Real Sociedad de Zacatecas, equipo que tenía en sus filas al delantero cordobés Pablo Bocco.
Aquel equipo dirigido por Fassi jugaba la mayoría de sus partidos con el clásico sistema de arquero, cuatro defensores, tres mediocampistas y tres delanteros, y los memoriosos lo recuerdan como ‘de buen juego, ofensivo, con mucha presión y transiciones rápidas, y efectivo’.
Un video de dos minutos, que puede encontrarse en las redes sociales, muestra al actual mandamás de la ‘T’ en su etapa como entrenador de ‘Los Tuzos’, con una puesta en escena que, por intensidad y elegancia, lo acerca a la figura de Diego Simeone, y con un predominio de arengas al estilo de Ramón Díaz: ‘¡Dale!’, ‘¡Pegale!’, ‘¡Eso!’, ‘¡Apretalo!’, ‘¡Tranquilo!’, ‘¡Cuidado!’, ‘¡Vale!’, ‘¡Vamos, carajo!’.
El recuerdo vale a modo de referencia, sin pretensiones de convertirlo en una premonición.