Hace casi 40 años, Hilda Lizarazu fue convocada por Charly García para hacer coros en su banda, porque se había ido Fabiana Cantilo, y le tomó una prueba en su legendario departamento en Coronel Díaz y Santa Fe.
Aquella primera vez, Charly tocó algunos temas al piano y cantaron juntos. Por supuesto, ingresó en el grupo, debutó en Rosario y permaneció cuatro años junto a la banda.
Ahora, hace apenas un mes, la cantante fue a verlo al mismo lugar para mostrarle su flamante disco Hilda canta Charly. No era una prueba, ya que era un encuentro de dos viejos amigos, pero los nervios y la expectativa por su veredicto era similar.
En esta oportunidad reciente, se emocionaron juntos, lloraron un poco, Charly le agradeció que cantara sus canciones y le regaló un gran elogio: “¡Hiciste un disco tuyo con canciones mías”. También le mandó saludos a Lito Vitale -director musical, arreglador, productor del proyecto y pareja de Hilda-, con quien insólitamente no se conocen, salvo haberse cruzado un par de veces en los años ’70.
Según anticipa Hilda, «Tengo miedo que en el Coliseo se me vaya a cerrar la garganta, porque es un disco con mucha carga emotiva». Se refiere a los recitales de la presentación del disco, que originalmente era este viernes 14, pero las entradas se agotaron a la semana y agregaron sábado 15, donde también se vendieron todas, así que se armó una tercera fecha para el jueves 13 de junio.
Hilda Lizarazu fue a la casa de Charly García a mostrarle el álbum. Foto de prensa
Hilda canta Charly
El nuevo álbum de Hilda Lizarazu recorre diferentes períodos musicales de la larga carrera de Charly García, con canciones elegidas desde la perspectiva de haber sido colaboradora, vocalista y compañera de escenario de 1989 a 1993.
Así es como aparecen versiones de temas de Sui Generis (Rasguña las piedras), La Máquina de Hacer Pájaros (Cómo mata el viento norte), Serú Girán (La grasa de las capitales, Desarma y sangra) y su carrera solista (Los dinosaurios, Bancate ese defecto, Nos siguen pegando abajo, Raros peinados nuevos, La canción del indeciso, Chipi chipi y La máquina de ser feliz).
«Sentí mucha emoción -cuenta en una charla con Clarín– mientras íbamos haciendo el disco con Lito, porque las canciones son unas gemas. ¡Eso que abordé solo 11 temas para no abrumar, porque la obra del maestro es vasta!».
No descarta sacar un segundo volumen, pero durante los últimos meses estuvo muy activa con shows como solista, y ahora empieza la etapa en vivo del Hilda canta Charly, que va a durar dos o tres meses.
«Yo vengo de un formato electropop más chiquitito -dice-, pero acá vamos a ser como diez músicos en escena. Así que venimos trabajando fuerte con esos preparativos, donde hay también una tercera pata que es la fundación del Coliseo, que organizará varias actuaciones en el interior del país».
La tapa del nuevo álbum de Hilda Lizarazu.-Tuviste también la alegría del cartelito “Sold-out” y agregaron otra función.
-Sí, el jueves 13. Yo pensé que iba a ser un solo Coliseo, pero en dos o tres días se vendió todo, así que se habilitó la del viernes 14 y el sábado 15. Después ya nos vamos de gira por el interior del país con todo lo mismo. ¡Hasta llamaron de Perú y Uruguay! Parece que se pusieron en valor canciones que hacía mucho no sonaban, como Rasguña las piedras, y eso me llena de alegría. Y a Charly también.
Los secretos del disco
-¿Cómo se hace un disco de homenaje a Charly: se eligen sólo los hits o se buscan rarezas?
-Como decía Moris, yo consejos no doy. Pero lo que me pasó fue que la obra de Charly no se puede juzgar sólo porque los temas sean hits o no. Inicialmente pensaba hacer un disco de piano y voz, por primera vez hacer algo así con Lito. Por eso empezamos con Desarma y sangra y Los dinosaurios, que son dos temas re místicos.
Lito es un tipo que para mí tiene una musicalidad fuera de serie y tuvo muy en cuenta mi talle vocal, el rango vocal que tiene que ver con mi voz. Luego sumamos otras canciones como por ejemplo Chipi Chipi o La máquina de ser feliz, que fueron como sorpresas para los dos.
Hilda Lizarazu hizo un alto en su discografía de temas propios y se animó a un álbum entero dedicado a Charly. Foto de prensa-¿Qué era clave al elegir un tema?
-En mi caso, como intérprete, quería poder sentir las letras como propias. Por ejemplo había puesto Suicida del disco Cómo conseguir chicas, pero sentí que no era para mi. No quería esa parte más oscura. Quería ser el Charly más brillante y tierno, el de Cómo mata el viento norte.
La elección de La canción del indeciso es totalmente Lizarazu, al punto que Lito directamente no la conocía. En ese tema puntualmente hay unas vocecitas de Charly, que me dice “Hola Hildy, habla tu jefe”. Me encanta esa ironía suya; me da ternura.
-¿Tuviste que hacer cambios de letras o solamente pasar del masculino al femenino?
-Sólo eso. ¡Ah! En Cómo mata el viento norte no sé si el original dice “háblame solo de nubes y sol” o “nubes y sal”. Me faltó preguntarle a Charly. Canté “nubes y sal”, que suena más poético.
Otros detalles fueron que en Desarma y sangra Lito le agregó algunas cuerdas y la orquesta que va a estar en el Coliseo. Los dinosaurios lo canté en Nueva York con El Zorrito Von Quintiero en el piano, pero lo venía haciendo con Lito y era obvio que iba a estar. Y me encantaba la idea de grabar las voces de La grasa de las capitales, que ya lo hacía con con mi hija Mía y con una amiga. En el disco está Lito abajo con los graves.
-El álbum cierra con La máquina de ser feliz, del hasta ahora último disco de Charly.
-Sí. Apareció sobre el final, porque no estaba en mi espíritu ni en el de Lito. Quedó hermoso y es emocionante. Tiene clima de cierre y un guiño que es totalmente personal, porque al final hay una vocecita de una persona que parece una niña, pero es mi madre, que dice “La máquina del capo”.
-En otros discos tuyos habías grabado algunos temas de Charly, así que supongo pueden sonar en el Coliseo.
-Sí. En Génesis hice Amigo mío, vuelve a casa pronto y Buscando un símbolo de paz. También Pasajera en trance en el último, Antigua. Y Nos sigue pegando abajo en un disco en vivo en sala Siranush.
El comienzo de la amistad
Charly García e Hilda Lizarazu, en una antigua foto, que formó parte de la muestra «Los ángeles de Charly».Hilda hace memoria y cuenta cómo conoció a Charly García: «Fue en el festival de La Falda, año 82. Fui a hacer fotos para la revista Humor, para la sección Las páginas de Gloria, y él estaba ahí, aunque no tocaba. Me acuerdo que lo vi en una cena en una mesa larga y él estaba como haciéndose el payaso jugando con las servilletas para hacerse conos de narices largas. Yo también trabajaba en la revista Cerdos y Peces y dijo que le habían encantado unas fotos mías».
Agrega: «Después, en el ’86, también en La Falda, subí por primera vez como cantante en No voy entre en tren, aun siendo fotógrafa, pero fue la primera incursión musical. Luego entré a la banda ya cuando estaba por sacar el primer disco de Man Ray, por una recomendación de Alfie Martins. Mi primer show fue en un cine-teatro en Rosario. ¡Salí temblando a cantar Anhedonia! Ahí me cambió la vida y se lo dije el otro día, cuando escuchamos el disco».
«No fantaseo con que suba a un show mío, porque está el tema de la edad y la salud. No sería muy inteligente de mi parte, pero yo ya estoy hecha con lo que hizo y en el segundo semestre va a salir La lógica del escorpión, que va a tener sorpresas, porque hay melodías hermosas.