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Cinco metros de metal enrollado, 50.000 euros y doce kilos: los secretos de la tuba, el instrumento más grave de una orquesta

La dorada y enorme tuba, el instrumento más grande y joven de la orquesta, tiene un protagonismo especial: se declaró 2024 el año internacional de la tuba.

En las temporadas de las orquestas vamos a encontrar con frecuencia solistas de violín, piano, violonchelo y también cantantes. Pero hay instrumentos menos conocidos, como la tuba o el trombón, que también tienen un repertorio solista, pero mucho menos transitado.

Dedicar un año a un instrumento es tan excepcional como la tuba misma: cinco metros de un tubo enrollado que se ensancha progresivamente hasta terminar en una especie de pabellón o campana, un sonido grave y potente que se proyecta hacia arriba (no hacia enfrente como el resto de los instrumentos de metal), y un peso de doce kilos.

El compositor Richard Wagner mandó a construir una con algunos requerimientos especiales que combina las cualidades del corno con la tuba y lleva su nombre.

Desde la primera incorporación a la orquesta en el siglo XIX su protagonismo fue creciendo, también su repertorio de cámara y solista. Los solos más destacados para tuba se escuchan en la Primera Sinfonía de Mahler, en su tercer movimiento. Stravinski también dedicó un gran solo en Petrushka y Ravel en su orquestación de Cuadros de una exposición de Musorgski. A través de los años, los compositores se fueron arriesgando a darle más protagonismo a la tuba.

Para darle mayor visibilidad a los que menos se conocen, en Europa, principalmente en Alemania, cada año se hace énfasis en un instrumento distinto. Diversas entidades culturales alemanas están haciendo este año festivales sólo de tubas, también las grandes orquestas organizaron un concierto con la tuba como protagonista, y dentro de las temporadas se programaron obras con especial énfasis en este instrumento.

Richard Alonso Díaz será el solista en el concierto de la Filarmónica de Buenos Aires, este sábado 6 de julio en el Teatro Colón. Foto: Ariel GrinbergRichard Alonso Díaz será el solista en el concierto de la Filarmónica de Buenos Aires, este sábado 6 de julio en el Teatro Colón. Foto: Ariel Grinberg

En Buenos Aires, también

La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires se plegó a la propuesta. Incluyó en su abono el Concierto para tuba del compositor inglés Ralph Vaughan Williams, con la dirección de Chungki Min y Richard Alonso Díaz como solista invitado, músico que fue parte de la orquesta durante diez años hasta que partió para integrar la Filarmónica de Qatar, donde es el solista principal.

En toda la historia del Teatro Colón, el Concierto para tuba de Vaughan Williams será el segundo en escucharse en la sala principal, el primero se programó hace cinco años con la presencia del solista austríaco Andreas Martin Hofmeir y el Concierto N°1 para tuba Op. 67 de Jörg Duda.

El concierto de Vaughan Williams es de 1954 y fue el primero escrito para tuba y orquesta. La obra fue el puntapié para que otros compositores agrandaran el repertorio, también en la Argentina hubo un boom relativamente reciente de músicos que escribieron para la tuba como Gerardo Gardelin, Roberto Pintos, Noelia Escalzo y Jorge Tagliapietra.

“El comienzo de la tuba en la orquesta sinfónica es con Hector Berlioz y su Sinfonía Fantástica, que tiene dos tubas, y comenzó a ser parte de la instrumentación. La tuba tuvo un desarrollo técnico importante desde su creación hasta el día de hoy. El antecesor fue el serpentón, más parecido a un fagot”, cuenta Richard Alonso Díaz en el café del Teatro Colón, un enamorado de su instrumento, que tuvo la generosidad de traerlo, tocarlo, y explicar todas sus virtudes para esta nota.

El sonido de la tuba va hacia arriba, a diferencia de los otros metales de la orquesta, que van hacia adelante. Lo explica Richard Alonso Díaz. Foto: Ariel GrinbergEl sonido de la tuba va hacia arriba, a diferencia de los otros metales de la orquesta, que van hacia adelante. Lo explica Richard Alonso Díaz. Foto: Ariel Grinberg

Cómo suena la tuba y cuál es su función

Alonso quería derribar el estereotipo de la tuba como instrumento pesado como elefante y falto de gracia y agilidad. Tocó una preciosa melodía, de una expresividad tan delicada como potente, con una cualidad sonora tan densa que se instaló en el espacio y parecía flotar en él.

“Lo bonito que tiene el instrumento -dice Alonso con entusiasmo- es su registro muy amplio, desde muy muy grave hasta muy muy agudo. Es un instrumento muy noble, la función de la tuba dentro de la orquesta es hacer una conexión entre todos los violonchelos y los contrabajos, amalgamar, hacer un blend de sonido entre los metales y las cuerdas. La tuba es el soporte sonoro de todos los metales. El sonido de las trompetas y los trombones cuando están sentados en la orquesta va hacia adelante, el de la tuba va hacia arriba, y ayuda a ese blend. Es el concepto que personalmente tengo cuando toco dentro de la orquesta”.

La tuba puede cambiar su carácter desde terrorífico, como el pasaje del Dies irae en la Sinfonía Fantástica en su registro más grave, o muy dulce en su registro central y agudo.

Para llenar de aire del instrumento hay que tener un entrenamiento especial. Lleva realmente muchísimo aire para emitir un sonido. “Corro y, sobre todo, hago natación. Me ayuda al ritmo de la respiración. Cuando nadás, tenés que respirar siempre a tiempo y es exactamente lo mismo cuando toco la tuba. Cuando tocas con los colegas, tienes que respirar antes y eso es muy interesante, porque vienes escuchando toda la orquesta y entonces estás respirando la música de tus colegas para unirte a ellos”, explica Richard.

Los avances tecnológicos también llegaron a la tuba y mejoraron su rendimiento. La tuba que toca Richard, de una marca alemana cuyo valor asciende a 50 mil euros, han generado mejoras en la afinación, con un sistema que favorece la agilidad, y también la sonoridad.

Detalle de la tuba de Richard Alonso Díaz. El instrumento pesa 12 kilos y cuesta 50.000 euros. Foto: Ariel Grinberg Detalle de la tuba de Richard Alonso Díaz. El instrumento pesa 12 kilos y cuesta 50.000 euros. Foto: Ariel Grinberg “Hay dos tipos de a tuba, una más grande y una más chica. La tuba bajo es con la que tocamos de solistas, afinadas en fa o mi bemol; la tuba contrabajo es más grande y está afinada en si bemol y do, con su sonoridad grave tiene la función de apoyar a la orquesta”, explica Alonso. Y puntualiza sobre la sonoridad de las orquestas alemanas que, por su larga tradición, los metales tienen la particularidad de un sonido redondo, nada agresivo, pero que pueden hacerlo si es necesario.

Un instrumento que requiere personalidad

La tuba dentro de la orquesta es un instrumento al que no se suelen asignar melodías, no es protagonista solista como un clarinete o una flauta, pero sí tiene un gran protagonismo en el conjunto. El tubista requiere una personalidad altruista, se prepara muchas horas solo para luego trabajar siempre en grupo, tal vez más que ningún otro instrumento.

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Richard Alonso Díaz nos muestra cómo suena y cuenta sus secretos.

“No sé si yo elegí la tuba o la tuba me eligió a mí”, recuerda Alonso, que comenzó a tocar a los 6 años en una banda sinfónica de su colegio en Colombia.

“Tuve la suerte de tener un gran maestro que es clarinetista, pero enseñaba todos los instrumentos. Empecé tocando la percusión, después toqué un poco de trompeta y él fue el que me dijo que tenía que tocar la tuba. Le pregunté por qué y me contestó que porque tenía la capacidad rítmica y también la capacidad para tocar el instrumento. Y, más allá de eso, me dijo que tuviese en cuenta que existían muy pocos tubistas. ‘Si tienes disciplina en la vida y quieres seguir con la música – me señaló- siendo tubista puede ser una opción’. Él fue la primera persona que me enseñó el amor por la música”.

A los 12 años, Alonso tocó una tuba por primera vez.

“No me alcanzaba el aire. Esa primera experiencia fue un poco decepcionante, porque con la trompeta siempre tocás las melodías y acá era como tocar pam-pum-pam, la línea de bajo. Pero después me di cuenta de que sin la tuba no funcionaba la banda. Y, hoy en día, tocando en la orquesta sinfónica, que es un trabajo bastante distinto, me doy cuenta que la importancia de la tuba es muy grande, porque es la que te va a dar la sonoridad de la orquesta. Si tenés un buen tubista, la afinación y la sonoridad redonda de la orquesta están garantizadas”.

Los consejos de Daniel Barenboim

Alonso estudió con los mejores maestros alemanes y también tocó en orquestas alemanas. Nació en Colombia, allí se formó, luego vino a Buenos Aires y continuó sus estudios en el Instituto Superior del Teatro Colón.

Richard recorrió un largo camino, con mucha constancia y trabajo. De su pueblo fue a la capital de Colombia, luego vino a Buenos Aires, continuó en Alemania y allí se abrieron otras puertas. “El Teatro Colón no es solamente el edificio sino también una tradición que abre puertas en el mundo. Es algo único que existe acá”, puntualizó el tubista colombiano.

Cada momento que vivió en su vida, dice Alonso, fue como un sueño concretado y deseado unos años antes. En una oportunidad, su maestro de la banda del colegió le regaló en DVD del conjunto de metales German Brass, donde tocaba Walter Hilgers, el que luego fue su maestro.

Richard Alonso Díaz protagonizará junto a la Filarmónica de Buenos Aires el segundo concierto dedicado a una tuba solista en la historia del Teatro Colón. Foto: Ariel GrinbergRichard Alonso Díaz protagonizará junto a la Filarmónica de Buenos Aires el segundo concierto dedicado a una tuba solista en la historia del Teatro Colón. Foto: Ariel Grinberg“Me puse a llorar de lo bien que tocaba Hilgers cuando vi ese DVD. Le dije a mi profe que esperaba conocer algún día a esa persona y darle la mano. Y terminé estudiando con él y nos hicimos super amigos”. Fue Walter Hilgers el que le recomendó a Alonso que estudiara con él en Alemania, pero que no dejara las orquestas en la Argentina para seguir ganando experiencia.

En Alemania, Alonso tuvo oportunidad de escuchar a la Filarmónica de Berlín y la Staatskapelle, y también deseó algún día tocar con ellos. Terminó convirtiéndose en realidad, tocó con ambas orquestas.

Luego tocó en el Carnegie Hall, cuando fue parte de una gira con la West-Eastern Divan, también con la dirección de Daniel Barenboim. Una indicación del director argentino resultó determinante para Richard como intérprete de la tuba. “’Recuerde que usted no es un instrumento solista dentro de la orquesta’, me dijo Barenboim, cuando tocamos Wagner. ‘Es importante porque usted es el que le da la sonoridad a la orquesta. El sonido de la tuba tiene que ser algo que todos sus compañeros lo puedan escuchar, pero que el público lo pueda sentir. El público no necesita escuchar la tuba, sino cómo ella puede cambiar toda la sonoridad del grupo’”.

Esa apreciación sobre el sonido, asegura Richard, cambió para siempre su modo de tocar. Ambos se conocieron en Alemania, Barenboim estaba buscando un tubista para la Staatskapelle en su presentación en Buenos Aires, Alonso audicionó para él y quedó. Y luego Barenboim lo llamó para tocar en West-Eastern Divan, se fueron de gira por los Estados Unidos y se presentaron en el Carnegie Hall.

Actualmente, Alonso es la tuba principal en la Filarmónica de Qatar desde hace cuatro años.

Preparación antes del concierto

A contraluz. Richard Alonso Díaz toca la tuba desde los 12 años y debe prepararse físicamente para ejecutar su instrumento. Foto: Ariel Grinberg A contraluz. Richard Alonso Díaz toca la tuba desde los 12 años y debe prepararse físicamente para ejecutar su instrumento. Foto: Ariel Grinberg “Yo digo que la preparación para el concierto de este sábado 7 de julio viene desde que comencé a tocar la primera nota en la tuba a los 12 años. Muchos colegas y muchos amigos, siempre me escuchan estudiar y dicen “¿siempre estudias lo mismo?”. Mi maestro en la banda nos decía a todos, desde que tengo ocho años: “¿qué tienes que estudiar? Notas largas y escalas”.

Continúa: «Cuando fui avanzando, lógicamente para un concierto de solista la preparación es mucho más amplio, pero en lo fundamental hay transmitir por medio de un instrumento como la tuba, que la gente no está acostumbrada a escuchar, el mensaje que el compositor quería dar. En la obra de Williams, el primer movimiento es una marcha británica, súper marcial. El segundo movimiento es una romanza, una de las melodías que me emocionan de sólo pensarla, es el carácter cantable del instrumento mezclado con la orquestación perfecta con las cuerdas. El tercer movimiento es más contemporáneo, maneja mucha cuestión rítmica, es muy variado».

Y concluye: «Lo que Williams quería hacer en su concierto, el primero históricamente para tuba, es resaltar todo lo que el instrumento puede hacer”.

Ficha

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Director: Chungki Min Tuba: Richard Alonso Díaz Programa: Sinfonía Nº 3 en re mayor, D. 200 (Franz Schubert); Concierto para tuba (Ralph Vaughan Williams); Don Juan, Op. 20 (Ricard Strauss) Teatro: Colón, sábado 6 de julio, a las 20.

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