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«Superpoblación» en las aulas: los colegios privados reclaman que se regule la cantidad de acompañantes terapéuticos

Las dinámicas en las aulas han cambiado, así lo advierte la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Buenos Aires (Aiepba). Según estiman los cursos en los colegios se ven “superpoblados” por acompañantes terapéuticos y maestros de inclusión. En ocasiones suele haber desde uno hasta siete acompañantes por aula, porque cada vez hay más niños y niñas que presentan algún tipo de discapacidad.

Los colegios privados piden regular la cantidad de acompañantes en el aula. Advierten que la mayor cantidad de profesionales refleja la complejidad que enfrenta el sistema educativo para lograr una verdadera inclusión. «La falta de personal calificado y la burocracia excesiva limitan su efectividad e incluso dificultan que las clases, con aulas superpobladas, logren su objetivo pedagógico», señalaron en un comunicado.

Los diagnósticos de estudiantes con distintas condiciones del espectro autista o trastornos en el desarrollo del lenguaje son cada vez más frecuentes. Así lo explica Magali Gentiletti, directora del jardín de infantes Nenelandya de Villa Ballester. Ocurre que la instancia inicial es la primera que comunica a las familias aquellas conductas o manifestaciones que dan cuenta los más pequeños, y si precisan de una consulta externa con un profesional.

“A lo largo de este último tiempo, fueron incrementando los casos de niños que tienen algún tipo de discapacidad. En nuestro caso, hay salitas que pueden tener uno, dos, tres, y hasta hemos llegado a tener seis acompañantes en un mismo aula. Cada uno de esos niños tiene sus intervenciones específicas, según la necesidad que tengan”, advirtió la responsable de la institución que tiene en su jardín 260 niños que cuentan con nueve acompañantes terapéuticas y dos maestras de apoyo a la inclusión.

Son dos actores clave en la inclusión educativa de los chicos con discapacidad, pero cumplen distintos roles, según describió Laura Giorgi, referente de educación especial de Aiepba. Los acompañantes terapéuticos se centran en el bienestar emocional y conductual del niño, mientras que los maestros de inclusión lo hacen en la integración educativa del chico con discapacidad en el aula.

Según Gentiletti, los salones “están superpoblados” porque cada uno de los niños necesita estrategias personalizadas. “En general los compañeros naturalizan la presencia de los adultos, comprenden que ellos forman parte de la salita. Esto representa, sin duda, una necesidad de repensar y revisar un poco estas cuestiones. La maestra, que es la encargada de liderar la propuesta pedagógica, a la vez tiene que acompañar las intervenciones personalizadas que van haciendo los acompañantes”, explicó a Clarín.

Por la mayor difusión de la integración escolar creció la cantidad de acompañantes terapéuticos.Por la mayor difusión de la integración escolar creció la cantidad de acompañantes terapéuticos.Ocurre que “cuantos más acompañantes son, mayor es la dificultad para liderar la actividad”. En las reuniones organizativas de los colegios, el foco de la atención se posa en cómo abordar esta problemática, cómo acaparar las necesidades de cada alumno, cómo seguir acompañando a aquellos que requieran de un acompañamiento extra y cómo llegar a tener un sistema educativo que acompañe y que contemple todas estas cuestiones.

Desde el jardín elaboraron un documento interno en el que establecieron los pasos a seguir para cada uno de los niños. Se requieren intervenciones personalizadas porque cada caso es único. “Es súper complejo porque hay que llegar a acuerdos con las acompañantes para definir cuáles son las mejores estrategias. En ocasiones tiene que ver con los tiempos, con acompañar a los niños a que salgan del aula cuando lo necesiten, a tener su ‘kit de calma’, a trasladarse a otra sala cuando haya una propuesta más adecuada. Cada estrategia es diferente”, manifestó.

Por su parte, Graciela Manucci de Ricci, directora general de la Asociación para el Desarrollo de la Educación Especial y la Inclusión (Adeei) con más de 30 años de experiencia en el área, asegura que es cierto que cada vez hay más profesionales de apoyo en los salones. “Esto tiene que ver con que en los últimos tiempos hubo una mayor difusión en cuanto a la integración. Miramos con más detenimiento lo que le sucede a cada niño y cómo lo podemos ayudar”, explicó.

Según la responsable de Adeei, esta concientización llevó a que muchos chicos que antes iban directamente a una escuela especial pasen ahora por un evaluación más detallada en donde se determine si tienen un perfil para afrontar un proceso de integración con ayuda de un profesional de apoyo.

“Dependiendo de la patología que tenga el menor, se busca un perfil adecuado de un profesional para que lo acompañe. Luego se hace un proyecto con la escuela y se trabaja durante todo el año. Dependiendo de las evaluaciones, el profesional de apoyo trabajará de forma diferente. Cada vez hay más chicos en procesos de integración porque da buenos resultados”, manifiesta Graciela.

El muro burocrático

Después de obtener el diagnóstico, las familias salen a buscar un acompañante terapéutico para sus hijos, pero se topan contra un muro burocrático: un sinfín de idas y vueltas en busca de trámites y aprobaciones por parte del Estado y las obras sociales o prepagas. Las obras sociales suelen pedir todo tipo de documentación para autorizar los acompañamiento. El visto bueno demora meses e incluso años y mientras tanto el niño permanece sin la ayuda necesaria.

“Este trámite es muy engorroso para las familias. Los complica muchísimo, las obras sociales más que facilitar ponen muchas trabas y lo mismo nos pasa a las escuelas con los organismos de autorización del sistema educativo. Son cinco los pasos que tienen que hacer las escuelas para poder darle el alta a un acompañante terapéutico para que pueda ingresar a la sala. Necesitamos un compromiso por parte de las obras sociales y el Estado”, sostiene Emiliano Quirós, miembro de la comisión directiva de Aiepba.

Para las escuelas también representa un proceso tedioso. Los directivos deben presentar ante jefatura una carpeta con decenas de requisitos para sumar un profesional, ya sea terapéutico o educativo. Muchas veces son los inspectores quienes demoran la aprobación del proyecto de inclusión con solicitudes que solo buscan dilatar la asistencia.

Desde Aiepba, piden al Estado la eliminación de tantas instancias y pretenden que se vuelva una solicitud más ágil y, a su vez, remarcan que las obras sociales no deberían exigir a sus afiliados elegir un solo servicio para las prestaciones por discapacidad: acompañante terapéutico o maestra de inclusión.

«La restricción de elección puede llevar a decisiones que no satisfacen las necesidades específicas del niño y comprometen su desarrollo integral. Es imprescindible que las obras sociales adopten un enfoque más flexible y personalizado, permitiendo la combinación de servicios”, subrayó Giorgi.

También la asociación propone incorporar capacitación específica en todos los niveles de la carrera docente, además de sumar nuevas figuras pedagógicas que la transformación educativa demande en el mediano plazo. Y enfatizan en la necesidad de regular la cantidad de acompañantes que pueda haber en una misma aula.

Por otro lado, Quirós remarcó que es importante que los centros de formación docente actualicen su diseño curricular para que puedan estar preparados para elaborar este tipo de proyectos en las aulas. “Hoy en día es tanta la demanda que actualmente ingresan a las salas personas sin experiencia en la función o que están dando sus primeros pasos en este campo”, señaló.

Respecto a esto, Manucci de Ricci señaló que la escasez de profesionales se debe al módulo que se paga a los profesionales. “Los sueldos han aumentado muy poco. Los profesionales a veces no aceptan ir porque no les interesa la paga. No es cómo antes que todos se desesperaban por un cargo. He escuchado que a veces ocupan estos cargos personas que no están capacitadas, pero ¿quién contrata a una persona que no está capacitada? El rol del profesional es fundamental para ayudar al día a día al alumno», dijo al terminar.

MG

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