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Javier Hormigo, 35 años en Muface: «Lo que está pasando es un disgusto tremendo y estamos muy preocupados»

Nada menos que 35 años lleva el gaditano Javier Hormigo en MUFACE. Y los que espera que le queden por delante señala a El Periódico de España mientras asiste con «inquietud» al momento que vive el organismo, con las aseguradoras que forman parte del actual concierto –SegurCaixa Adeslas, Asisa y DKV-, que caduca en diciembre de 2024, amenazando con dejarlo. Porque, si hay algo que preocupa a este funcionario del SEPE, de 57 años, es su paso a la sanidad pública y engrosar las ya abultadas listas de espera. «Para nosotros lo que está pasando es un disgusto tremendo. Estamos muy preocupados», resume sobre la incertidumbre que aqueja en estos días a un millón y medio de funcionarios en torno al futuro de su asistencia sanitaria.

Hormigo entró en MUFACE en 1989. Tiempos excelentes, recuerda. «Tenías que ir a un especialista y no tardabas más de 3 o 4 días. Además, el cuadro médico era muy extenso. He conocido tiempos mejores en la mutualidad porque las aseguradoras tampoco nos dan ahora la prioridad que nos daban antes. Eso muy penoso, porque la salud muy importante. Ahora, pides cita con un dermatólogo y, salvo que sea algo urgente, esperas de media de cuatro a seis meses», cuenta.

Y pone el foco en la asistencia en zonas rurales. En verano, ejemplifica, él se traslada a Conil de la Frontera «y cuesta mucho concertar una cita en la mutualidad. Al menos tienes que recorrer unos 40 kilómetros para ser atendido y, si hablamos del tema hospitalario, 100 kilómetros. Eso le pasa a muchos compañeros. Esto es como la España vaciada«, asegura remarcando que, aunque él sigue eligiendo la mutualidad para su asistencia sanitaria, MUFACE ha vivido tiempos mucho más esplendorosos.

El nuevo concierto

Como él, otro millón y medio de funcionarios, compañeros suyos, viven estos días con angustia el proceso para la renovación del concierto de MUFACE de cara a los dos próximos años. Sobre todo, matiza Javier Hormigo, tal y como está la sanidad pública en su comunidad, en Andalucía. «Si ya para que te atiendan en la mutualidad estamos teniendo retrasos, figúrate si en enero nos pasan a la Seguridad Social», augura con temor.

Javier se explica. Actualmente, tardan un par de días en concertar cita con el médico de cabecera en MUFACE. De irse al centro de salud, calcula que, al menos en su comunidad autónoma, la espera se vería incrementada en 4 o 5 días más. «Para nosotros y para nuestra familia es una locura y más, estando ya al final de la vida laboral como estoy yo», dice con inquietud.

«Sería insostenible»

Por eso, el funcionario cruza los dedos para que se llegue a un consenso entre las aseguradoras y el Gobierno. «Espero que se mantenga el sistema sanitario de la mutualidad. Es lo que pedimos. Sería insostenible que nos pasaran a la sanidad pública, que ya está desbordada. Imagina un millón y medio más de afiliados. Y la mayoría con una media de 55 años. No somos ya gente joven. Más tarde o más temprano, necesitaremos cuidados médicos. Es un momento de incertidumbre. Siempre estamos igual», se queja el gaditano.

Le preocupa, también, cómo se a prestar la asistencia sanitaria a los funcionarios españoles que están en el extranjero, como su hermano, si se van las aseguradoras

«Cada dos años siempre estamos con miedo, porque al final todo depende de llegar, o no, a un acuerdo económico con las aseguradoras», insiste. Le preocupa, también, la asistencia sanitaria a los funcionarios españoles que están en el extranjero. Como su hermano. También mutualista. «Si se va el concierto sanitario con DKV, que es el que te cubre en el extranjero, ¿esa gente cómo es atendida?. Hablamos de la parte nacional y de los que trabajan fuera, ¿qué pasa con ellos?. Es un sin sentido».

Sí le dan a elegir

Si le dan a elegir, y pese a los recortes que él mismo ha vivido en la mutualidad durante los últimos años, Javier se queda con MUFACE, repite. Ha pasado tres veces por el quirófano, por nada excesivamente complicado y no ha tenido «problema ninguno».

Se pronuncia en la línea de los datos que arrojaba una reciente encuesta de la agencia de investigación independiente 40dB: la mayoría de los mutualistas consultados, más del 82%, optan por el seguro de salud privado frente a la cobertura sanitaria pública. «Por supuesto. Me quedaría. Repito que la salud en Andalucía lleva muchísimo retraso. Gente esperando un año para que le operen del corazón. Eso es muy triste. Sobre todo al final de tu vida».

Por eso, se pone de lado de las compañías aseguradoras que se han plantado frente al Gobierno a costa de la infrafinanciación del modelo que, a su vez, hace que los médicos que trabajan para ellas se quejen de los bajísimos baremos que cobran. «Maltratan a las compañías, y colateralmente, a nosotros. También entiendo la postura de las compañías. Es muy triste que vayas a un médico y saber que le pagan dos perras», admite Hormigo para quien, en definitiva, la «financiación es paupérrima».

«No somos privilegiados»

Y, una vez claro el disgusto que tiene por la situación, incide en lo que supondría la desaparición del modelo. «Una pérdida de ventajas en cuanto a asistencia médica, que la sanidad pública no va a dar. Eso es lo que vamos a perder. No es lo mismo que tengas la garantía de que en un tiempo prudencial te van a atender, a entrar en una lista de espera. Por eso se saturan las Urgencias, porque de otra forma no te atienden».

«Vamos a ver, nosotros abonamos el copago a la sanidad privada. ¿Por qué dicen que tenemos un privilegio?. No nos lo regalan»

Javier Hormigo

— Funcionario

Precisamente la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) considera que las mutualidades de funcionarios «son un elemento distorsionador en el sistema sanitario público y suponen un factor muy importante de desigualdad y discriminación en el acceso de la población a la atención sanitaria». Además, asegura esta Federación, son una fuente de derivación de fondos públicos hacia el aseguramiento privado.

¿Se siente Javier un privilegiado por contar con asistencia a través de una mutualidad?. «Vamos a ver, nosotros abonamos el copago a la sanidad privada. ¿Por qué dicen que tenemos un privilegio?. No nos lo regalan». Y expone una queja final: «Parece que somos trabajadores de segunda en cuanto a la sanidad. No nos están tratando bien. Y somos un millón y medio de personas, con nuestras familias«.

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