Mientras la realidad política no da tregua, con caras nuevas y varias ya conocidas, Ariel Tarico ajusta motores para subirse al escenario. Será desde este sábado 6 de enero en el porteño teatro Politeama, con un nuevo espectáculo que recorrerá los últimos 40 años de historia argentina, apelando a la memoria emotiva con el humor que lo caracteriza.
Sean de Termos y Mabeles volverá a reunir a la dupla de Vote 2023, Ariel Tarico y David Rotemberg. Promete una catarsis sanadora con divertidos personajes, imitaciones, canciones y monólogos que dejaron huella en la radio y la televisión.
Ariel Tarico y David Rotemberg estrenan la obra «Sean de Termos y Mabeles». Foto de prensaA días del estreno, Tarico, ya emblemática figura de Todo Noticias y que ha pasado por las más importantes radios, convive con la ansiedad de probar el show nuevo en medio de ensayos y de puesta a punto de las canciones que integrarán el espectáculo.
Sus comienzos
Fue en un show escolar cuando Tarico se dio cuenta de que era bueno para el humor. Tenía 10 años y salió a escena en el patio de su escuela haciendo de Quico, el inolvidable personaje que interpretó Carlos Villagrán en El Chavo del 8.
“Ahí noté que hubo una buena recepción. Hubo risas, aplausos y dije: ´Bueno, me parece que es por acá´. Y después como que eso lo guardé un tiempo y cuando empecé la radio lo exploté más. Ahí fue probar con el público, no con la familia, y había mucha gente. Siento que fue cuando quedó sembrada esa semillita que en la secundaria se transformó en una vocación más fuerte”, asume.
Ariel Tarico dice que se dio cuenta que era bueno para el humor a los 10 años. Foto Guillermo Rodriguez AdamiEsa semilla no lo abandonó más. Recuerda que cuando empezó tímidamente a trabajar en radio siendo muy chico, aunque tuviera otros trabajos, para él el sábado a la tarde era sagrado. “Tengo radio”, decía convencido y sin posibilidad de otro plan.
“Siempre me imaginé por el lado del humor, nunca me imaginé haciendo o viviendo de otra cosa. Desde que veía los programas de Gianni Lunadei y Juan Carlos Mesa fantaseaba. Yo me imaginaba participando del programa Mesa de noticias”, revela.
Un trabajo artesanal
A poco de terminar el laboratorio de armado de Sean de Termos y Mabeles, Ariel Tarico confiesa que no podría hacer teatro de texto, que lo aburriría, y que muchas veces se convierte en la “pesadilla” de los iluminadores cuando agrega y cambia cosas.
«Sean de Termos y Mabeles» se estrena el sábado 6 de enero en el Politeama, con Ariel Tarico. Foto Guillermo Rodriguez Adami“Yo sé que el guion es fundamental. En Solo una vuelta más (TN) trabajo con Ezequiel Mesa, y siempre hablamos a la mañana por WhatsApp, tiramos las ideas y después él se encarga de escribir. A mí me sirve para agregar cosas, para estar tranquilo al aire, y en el teatro para guiar a los productores y a los iluminadores. Pero yo por ahí me cebo y empiezo a improvisar y hay ciertos pies que son cambio de luces, y no los doy y se quedan ahí esperando. Pero es así, no puedo ser exacto todas las funciones, siempre le tengo que agregar algo”.
La esencia artesanal del trabajo minucioso de observación y la sagacidad con que construyó desde el inicio los diálogos de sus personajes llevaron a Tarico de su Santa Fe natal a las radios de Buenos Aires y a convertirse en una figura central de TN; también a acompañar a Fátima Florez en varios de sus espectáculos y, claro, a tener los suyos propios.
-¿Cuál es el termómetro, la prueba de fuego para ver si funcionan los personajes? ¿Tu familia?
-Mi entorno, mi familia, por lo general, es muy crítica, así que ellos no. Pero suele haber alguien que por lo general es ajeno al show que nos da alguna pauta. En el ensayo de la obra anterior justo vino un productor a ayudarnos que no nos conocía y cuando pasamos el texto se empezó a reír. Ahí dijimos: “Va a funcionar”. Después, cuando escuchamos la primera carcajada del público, eso ya es liberador. Es a partir de ahí que se inicia el camino.
Las imitaciones más exitosas
-¿Cuáles son los personajes que, por más que cambies de texto, ya sabés que la gente va a estar esperando?
-Pasó en el Voto 2023, donde obviamente hicimos a casi todos los candidatos, pero cuando aparecía como Nelson Castro, ya la risa del público era automática. Es ya un clásico que no puedo sacar.
Ariel Tarico cuenta que el público responde con risas cuando imita a Nelson Castro y Carlos Pagni. Foto de prensaCarlos Pagni también se ha convertido en una especie de clásico, y en el otro espectáculo era como el cierre, el “momento whisky”, donde se relajaba y contaba chistes. Lo venía haciendo en la radio y la gente cuando lo veía en el teatro decía: “Carlos, el de la radio”. No decían Pagni.
Me resulta maravilloso cuando hay ciertos personajes que se imponen como muñecos, aparte del personaje real. Mirtha Legrand también es muy graciosa. El personaje de ella es bastante punk, cómo que está más allá del bien y del mal, tiene ciertas licencias. En la temporada anterior explotaba Carlos Melconian y ahora la vedette obviamente van a ser Javier Milei y su hermana Karina.
¿A Fátima no la vas a hacer?
-A Fátima sí, la podríamos incorporar.
-Un personaje como Mirtha, ¿sentís que te permite decir libremente cosas que quizás como persona te resguardarías un poco más?
-Sí. De todas formas en el teatro adopté como una especie de actitud que no la tenía. Antes salía con mucha máscara o disfrazado 100% del personaje. Y le encontré un tono al monólogo y a una forma de decir, donde ya construyo los personajes desde mí y también me pude desdoblar y hacer comentarios míos sobre el personaje.
Eso me fue animando un poco con la devolución del público. Ahora sí me banco más con la cara lo que digo y voy asumiendo ese rol del capocómico que daba pie a los personajes. Creo que eso tiene que ver con un camino, con la experiencia, con ir probando y fracasando, viendo qué funciona, qué no.
Una producción de Campanella
Con producción de Juan José Campanella y 100 Bares, la nueva versión de Tarico con the Rotemberg, tiene esta particularidad de mostrar a los humoristas casi sin máscara.
David Rotemberg, Juan José Campanella y Ariel Tarico, el trío detrás de la obra «Sean de Termos y Mabeles» . Foto de prensaCuenta el imitador que cuando Campanella le propuso hacer una superproducción él tuvo claro que no era por ahí. “Tratemos de llevar lo que hacemos en la radio al escenario y a cara descubierta”, fue la propuesta de Ariel y así será.
Esta idea, dice, ya le está funcionando en YouTube y le da la pauta de que el público ya compró esto de que sea Tarico “haciendo de”. Reflexiona: “Es a partir de mi que ahora salen las voces, es en ese proceso dónde estoy ahora. Siento que más que descubrir otras personas, me estoy descubriendo a mí mismo”.
-Dijiste alguna vez que esto de ponerte en personaje también fue un refugio, una forma de enfrentar la vulnerabilidad que se siente ante el mundo. Este levantar la coraza ¿tiene que ver con una madurez en tu laburo, en tu persona?
-Sí. Tiene que ver un poco con eso, porque ya cumplo 40 años. Entonces no solamente vamos a repasar los 40 años de democracia y van a estar todos los presidentes, sino que también vamos a repasar con David ciertos momentos de nuestras vidas. Consumos culturales, por ejemplo, cosas que hemos vivido, que nos han pasado de chicos en nuestras vidas.
Recuerdos que no van a borrar
Ariel Tarico nació en Santa Fe donde dio sus primeros pasos en radio hasta mudarse a Buenos Aires. Está en pareja con Ana y tiene dos hijos que se criaron escuchando las mil voces de su padre pero lo consumen por TikTok.
Un poco con nostalgia, el humorista reconoce que la familia ya no se sienta unida frente a la tele para compartir un programa, cómo él lo hacía junto a sus padres. Veían Badía y compañía y otros ciclos emblemáticos de los años ´80, creando un código común entre distintas generaciones. “Veíamos a Minguito y después, cuando llegaba No Toca Botón, mi vieja decía que me fuera a dormir, porque era muy guarango”.
Ariel Tarico, humorista e imitador que estrena en el teatro Politeama. Foto Guillermo Rodriguez AdamiEsos recuerdos que asaltan la memoria de Ariel tocarán seguramente la fibra de varios de los espectadores que desde el 6 de enero asistan al Politeama, algo similar pasará con Rotemberg y sus evocaciones musicales.
“Es un poco contar nuestra historia también. Y tenemos mucho en común como la pérdida prematura de nuestros padres cuando éramos chicos, y cómo tratamos de transformar ese dolor y ser resilientes. Nos sentimos siempre muy unidos en nuestras propias vivencias”, admite Ariel.
Fue en LT10 en Santa Fe donde Tarico dio sus primeros pasos profesionales. Hasta allí llegó tras armar su demo con imitaciones y su carpeta de caricaturas y empezar el derrotero de golpear puertas y convencer gente para que algún productor le diera una oportunidad. Esto también lo diferencia de sus hijos que, dice, “nacieron con la tecnología y son creadores de contenido natos”.
Y agrega: “Hoy por ahí es mucho más fácil subir un contenido a las redes y listo. Y ahí encontrás tu público”. No es una fórmula infalible, por supuesto, pero sí más directa y sin intermediarios.
La velocidad con la que Tarico le pone voz a la actualidad impresiona. Aunque la Argentina todo el tiempo da tela para cortar con la aparición de nuevos personajes, el humorista parece ir siempre un paso adelante. Como si a la mayoría ya los conociera de antes. La ve venir. Es agudo y rápido de respuestas, parece ponerse en la cabeza de cada uno para lograr que respondan algo que el oyente asume verosímil.
Sin embargo, ha tenido algunos desafíos o imitaciones que no llevó a buen puerto. En su momento, confiesa, le costó mucho encontrarle el tono a Carlos Reutemann, hasta que desistió. Con Eduardo Duhalde también fue una búsqueda pero lo consiguió. “A Rodríguez Larreta, que fue un personaje difícil, le encontré la vuelta”.
Ahora es el turno del gabinete de Javier Milei. “Manuel Adorni es un personaje, y hay toda una fauna nueva”, dice Tarico y anticipa que “los gobernadores también van a aparecer”.
No tiene más fórmula que la aguda observación, dice y reconoce que el laboratorio empieza en la radio, hasta que los va llevando a la tele o al teatro. “No hay método, es cómo que se me van pegando de a poco y los voy construyendo y van saliendo sobre todo con la práctica y con la interacción con mis compañeros de mesa”, admite.
-Es fundamental tener un ida y vuelta que retroalimente al momento.
-Sí, porque el personaje siempre tiene un contexto. También debe tener una especie de rebote y hay que ver cómo funciona con una mesa cuando tenés dos o tres periodistas que te tiran cosas, estar atento a eso. Ahí se termina de construir.
Radio y tele a la vez
-Tenés mucha gente que te escucha por la radio pero hay otro caudal que mira el streaming. ¿Cómo manejás ese doble lenguaje?
-Cuando empecé en el LT10, me acuerdo que en 2002, para personificarlo a Duhalde, hacía el labio de él medio torcido y el conductor Guillermo Tepper, me decía: ´¿Por qué hacés la boquita así, si estamos en radio y nadie te ve?´ Y yo le decía que si no, no podía hacer al personaje, no me salía. Si no lo construyo actoralmente, no me sale.
Ahora lo que sucede es que mucha gente me escribe que está yendo en el auto, y ahí escucha, pero también otra se conecta a YouTube a verlo directamente. El streaming es un poco volver a la radio que hacía Nini Marshall o que hacía Luis Sandrini que era con público, porque mucha gente iba a verlo al auditorio de Radio El Mundo y otros se lo imaginaban en su casa. Estamos volviendo un poco a esa radio espectáculo. Hacemos radio y tele a la vez.
Ariel Tarico como una Mirta recargada que almuerza choripán en la radio. Foto: Diego Waldmann-Decime que en tu vida cotidiana se te escapa algún tono a lo Luis Ventura o el “pará, pará, pará” de Fantino.
-Sí. A veces se me pegan algunos tonos pero, en general, en mi vida personal soy más bien tímido, seco. Soy bastante parco, no tengo una cosa muy histriónica. Mis amigos ya me conocen, saben que disfruto más de las anécdotas de ellos y me río más con las cosas que me cuentan. Sí estoy observando y escuchando, y como esponja capto algunas cosas que después las uso.
-¿En el secundario no imitadaste a algún amigo o algún profesor? Alguna maldad habrás hecho en tu vida cotidiana.
-A los profesores sí. En los campamentos lo solía hacer y ya tenía la influencia de Miguel Ángel Rodríguez, Rolo Villar y Freddy Villarreal. Entonces mezclaba los personajes que copiaba de los tipos que admiraba con las imitaciones más locales o más de mi entorno.
Corriendo los límites
A meses de cumplir 40 años, Tarico confiesa que no es de mirarse mucho en retrospectiva. Por su trabajo ganó premios Martín Fierro, Premio Vos y Premio Carlos, entre otros reconocimientos. Consciente de la solidez de su carrera y la respuesta del público siempre está mirando para adelante. Los malos momentos tampoco lo paralizan.
“Trato de no hacer tanto balance, sino de decir, ´Bueno, de acá en adelante vienen más cosas, vienen más desafíos o vienen momentos también de meseta que hay que saber transitarlos´. Porque me ha pasado de tener momentos donde o no venía la gente al teatro, o estaba en programas donde no funcionaba. Un poco es saber disfrutar de todos los lugares donde trabajé desde que empecé en LT10. Siempre me divertí e hice lo mío. Y para mí ése es el premio”.
Nelson Castro y su alter ego Nelson K (Ariel Tarico).-Y trabajaste libre, ¿no? No es menor cumplir 40 años de democracia.
-Sí. Me acuerdo que mi vieja, cuando empecé a laburar, cada vez que volvía a la radio me decía: “¡Ay, las cosas que decís, tené cuidado!”. Porque ella vivió los años ’70 y estaba con ese miedo ya inoculado. Yo nunca sentí eso, siempre me sentí libre y además siempre fui corriendo esos límites con el humor.
Una madre orgullosa
Fue su mamá, su gran motor, la que cuando Tarico manifestó su intención de anotarse en el ISER para locución en Santa Fe le sugirió algo más accesible. “¿Por qué no te anotás en comunicación?”, le dijo por el miedo a que enfrentara un examen eliminatorio que dejaba a mucha gente afuera.
“Y yo dije: ´No, voy a entrar a locución´”, recuerda el humorista. Y agrega: “En ese sentido siempre la tuve a mi vieja diciendo cosas negativas, y era para mí como un desafío. Siempre me mostraba el lado B de las cosas, y me obligaba a mí a demostrarle que no, que yo iba a poder”.
-¿Y cómo vive ella todo esto que sucede con tu trabajo?
-Está orgullosa. Ahora a todo el mundo le dice: “Yo soy la mamá de Tarico”.