Gritos, chicanas, y reclamos dominaron el arranque del debate de la Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados que, por momentos, se tornó desopilante. Hubo un blooper que tentó a los más de 100 legisladores.
El grueso de las quejas tuvieron que ver con los dichos del presidente Javier Milei -que semanas atrás tildó de «coimeros» a los legisladores- y por la forma exprés y acotada con la que el oficialismo planea debatir el proyecto que contiene más de 600 artículos.
También hubo planteos por la cantidad y el nivel de autoridad de los funcionarios expositores en el plenario de las comisiones.
El primer reclamo llegó desde la bancada de Unión por la Patria, cuando el jefe de bloque Germán Martínez, exigió la presencia del jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el ministro de Economía, Luis Caputo, y Federico Sturzenegger, cráneo del DNU y de la mega ley.
«Tiene que venir el jefe de Gabinete, Posse. Lo tienen que traer. Tiene que venir porque es el responsable de la administración. Tiene que venir el ministro Caputo, a no ser que cómo pasó en tiempo de Macri, se quiera seguir escondiendo. ¿Y qué van a hacer con Sturzenegger? Todos dicen que es el ministro sin cartera. Nosotros exigimos la presencia de los tres», sentenció.
La izquierda, con Myryam Bregman, también disparó contra Sturzenegger y lo comparó con el perro de Milei. «A Sturzenegger que se le garantiza la impunidad porque no hay a quién reclamarle, no es funcionario público. ¿Qué es? ¿Otro fantasma como Conan?», disparó y causó algunas risas solapadas.
«Este proyecto pretende llamarse ley ómnibus pero como se dice por ahí más que un ómnibus parece un tren fantasma», agregó considerando que, por los temas que toca, el proyecto debería ser girado a 40 comisiones en vez de a 3.
La presentación del primer expositor terminó de alterar los ánimos. Los legisladores no lo tenían en el listado de invitados y no sabían quién era. «¿Quién es? Que se presente», gritó uno.
«José Rolandi, vicejefe de gabinete», respondió. Y se escuchó al unísono un «ahhh». Desde ese momento nadie le prestó atención y empezaron los murmullos y gritos.
«¿Qué pasa que gritan? No estamos en la cancha», trató de poner orden el presidente del plenario, el libertario Gabriel Bornoroni.
«Entonces mañana viene Piñón Fijo», gritó el peronista Carlos Castagneto.
Antes, Bornoroni se había cruzado con el kirchnerista Sergio Palazzo. «¿A ustedes les pidieron una coima?«, le preguntaba el gremialista, mientras el libertario le pedía que se atenga a preguntar cosas sobre el debate de la ley. «Si a usted le gusta que lo traten de coimero, a mí no», le retrucó Palazzo, haciendo alusión a las acusaciones de Milei y siguió marcando errores del proyecto.
Pero después de hacerle advertencias de que termine la exposición, Bornoroni le cortó el micrófono. La actitud desató nuevamente un griterío. «No puede callar a un diputado», se quejó toda la bancada, con algunos legisladores ya de pie.
El jefe de bloque libertario, Oscar Zago, tomó la palabra, pidió orden y Bornoroni tuvo que volver a darle la palabra a Palazzo para que cierre.
El blooper de la jornada
El secretario de Energía, Eduardo Chirillo, fue el protagonista de un episodio que cortó de repente la tensión reinante y desató risas entre los más de 100 presentes en el salón.
Fue cuando quiso referirse a la diputada del PRO, Silvia Lospennato, pero se equivocó y la llamó «Lopilato» como la actriz Luisiana Lopilato.
«Como comentó la diputada Lopilato», señaló y todos rieron. «Me van a hacer un blooper por esto», lamentó el secretario, al que le costó reponerse y José Luis Espert, que estaba conduciendo, tuvo que pedir silencio.