La preocupante tensión que rodea al cine argentino se terminó apoderando de alguna manera de este Bafici, un festival que en cada edición tiene mayor presencia de cortos y películas nacionales. Las protestas y reacciones a la reestructuración ya en marcha del INCAA se repiten en presentaciones llenas de declaraciones de principios y llamados a la resistencia de buena parte de los directores, productores y elencos de las películas programadas, alarmados ante las sospechas del vaciamiento del instituto y el cierre de su emblemático espacio en el Gaumont, el cine con la sala más grande de la muestra.
El Bafici se terminó haciendo cargo de un reclamo de varios sectores sobre una toma de postura institucional, exigida incluso desde el anuncio de la programación semanas antes del comienzo del festival.
Este fin de semana circularon rumores sobre el posible cierre del INCAA, pero no hay ninguna confirmación oficial al respecto. Sí habrá reestructuración de la institución.
La película argentina seleccionada para la apertura fue la contundente School Privada Alfonsina Storni, de la inclasificable Lucía Seles, y la gala incluyó la lectura desde el escenario -tras la presentación del festival por sus autoridades- de un duro comunicado contra el gobierno (y el fondo blanco de un frasco de esmalte de uñas celeste que hizo la performática cineasta durante su presentación, pero eso es otra historia). El corto institucional del festival que abrió la muestra encontró al cineasta Bebe Kamin, uno de los homenajeados de la muestra, asegurando que el cine argentino es inviable sin una política cultural efectiva.
El plato fuerte del festival esta vez parecía que iba a quedarse afuera de las salas, gracias a la decisión de armar una actividad especial con la propuesta de un encuentro con los 28 directores de los cortos y largos de la competencia argentina para debatir sobre pasado, presente y futuro del cine local, con el enfoque siempre puesto en la actualidad del INCAA.
La película argentina seleccionada para la apertura fue «School Privada Alfonsina Storni», de Lucía Seles.La presencia de los cineastas fue contundente en la mesa, que fue moderada por el director del Bafici, Javier Porta Fouz, y arrancó con el acuerdo generalizado de que no hay cine argentino posible sin políticas culturales. Más allá de un cruce por una pregunta sobre cambios en el instituto que no cayó bien o la intervención de algunos espectadores más acalorados que los panelistas, el tono predominante fue el nerviosismo ante la incertidumbre por los próximos pasos del instituto sobre la viabilidad del cine nacional.
El contexto volvió lógico que se hable más de política que de películas en una charla de directores sobre cine argentino, realizada este fin de semana en el Centro Cultural San Martín.
Las películas parecieran haber perdido cierto protagonismo al haber quedado relegadas ante la coyuntura, a pesar de haberse proyectado ya varios de los platos más fuertes del festival con las novedades A Taveler’s Needs, de Hong Sangsoo, L’Empire, de Bruno Dumont, Cosmic Miniatures, del nonagenario Alexander Kluge, o Leme do destino, de Julio Bressane.
Entre los cineastas nacionales más reconocidos que ya debutaron en la muestra se encuentran Néstor Frenkel con el hilarante documental Después de un buen día, Liliana Paonlinelli con su mirada sobre Abelardo Castillo en Un hombre que escribe o Martín Farina con el evento anual que reencuentra a cuatro conscriptos de 1977 en El cambio de guardia.
El encuentro de cineastas fue moderado por el director del Bafici, Javier Porta Fouz, en el CC San Martín.Ni siquiera las funciones agotadas para clásicos consagrados como Después de hora, de Martin Scorsese, Paris, Texas, de Wim Wenders, o L’Amour fou, de Jacques Rivette, consiguieron tapar la impresión de inquietud reinante que se percibe al deambular por el festival. Al Bafici le queda una semana llena de lanzamientos para disfrutar del gran presente del cine nacional e incluso repasar algunas películas de su glorioso pasado, pero prevalece la sensación de que la angustia por el futuro no desaparecerá en los siete días de festival que quedan de aquí al domingo 28.