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La vida es sueño: un clásico del teatro que puede verse como un vodevil o con el vértigo de una comedia televisiva

Llegó a Buenos Aires un nuevo montaje español de La vida es sueño de Calderón de la Barca, concebido por el prestigioso director británico Declan Donnellan para la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España. Dinámico, creativo, muy bien actuado y dirigido, se presenta en el Regio hasta el próximo sábado.

Hace diez años, la misma agrupación ibérica presentó en la sala Martín Coronado este inmortal texto, en versión de Juan Mayorga, puesta de su entonces directora, Helena Pimenta, y la actuación de Blanca Portillo, en el rol protagónico masculino.

Sin olvidar que un poco antes, en el mismo espacio, Joaquín Furriel y Muriel Santa Ana encabezaron otra puesta firmada por Calixto Bieto.

A su vez, Donnellan visitó el San Martín en 1994 con su aclamada y mundialmente famosa compañía Cheek by Jowl para ofrecer una irreverente y original versión de Medida por medida de Shakespeare, y en 2007 con Noche de reyes, del mismo autor, pero dirigiendo a un elenco ruso.

El de Calderón es uno de los clásicos de la dramaturgia universal más representado y estudiado, que habla sobre el conocimiento y la razón, el poder mal ejercido y la libertad robada, el amor, y lo que es verdad y lo que no lo es.

En definitiva, la atávica pregunta de qué es la existencia humana. Nada menos.

«La vida es sueño», un alegoría para decir que la vida es una representación constante. Foto: Gentileza CTBA

Disfrazada de hombre

La trama presenta a la joven Rosaura (Rebeca Matellán), quien disfrazada de hombre y acompañada por su escudero Clarín (Goizalde Núñez), llega hasta la corte de Polonia para vengarse de su prometido Astolfo (Manuel Moya), sobrino del rey Basilio (Ernesto Arias), y pretendiente de Estrella (Irene Serrano).

Allí encuentran a Segismundo (Alfredo Noval), al cuidado de Clotaldo (Ángel Ruiz), cautivo desde su nacimiento.

El soberano, al percatarse que han descubierto el encierro de su primogénito, decide comprobar, mediante un engaño, si éste es cruel como vaticinaron y lo hace trasladar dormido al palacio para que, al despertar, pueda creer que su destino es otro.

Segismundo recobra la conciencia, se transforma en un tirano, comete una serie de desmanes e intenta forzar a Rosaura.

La Compañía Nacional de Teatro Clásico de España actuará hasta el sábado 2 de diciembre en el Regio.  Foto: Gentileza CTBALa Compañía Nacional de Teatro Clásico de España actuará hasta el sábado 2 de diciembre en el Regio. Foto: Gentileza CTBAAl advertir su conducta arbitraria, Basilio, vuelve a narcotizar a su hijo, aunque ya es demasiado tarde. El pueblo sabe que existe un príncipe, organiza una sedición, libera al heredero y en un cruel enfrentamiento, las tropas del emperador son derrotadas.

Cuando padre e hijo se enfrentan cara a cara, Segismundo se postra ante su progenitor para enfrentar su futuro y recibe el legado del trono.

El estupendo y eficaz dispositivo escénico de Nick Ormerod, una pared verde con siete puertas por las que entran y salen los personajes, por encima la estructura descubierta de la sala, con el escenario completamente vacío, más la elocuente y admirable Iluminación de Ganecha Gil, permiten hábilmente que la atmósfera oscile entre el sueño y la pesadilla, además de subrayar la idea barroca de que la vida es una representación constante.

Lejos de la tradición y el respeto que genera recrear semejante texto, el director inglés introduce cambios tan innovadores como atractivos, pero no sólo en la forma de representarlo: traslada el protagonismo a Basilio y todo el espectáculo está concebido desde su perspectiva.

Es que Donnellan prefiere centrarse en la idea del mundo como teatro donde representamos ilusiones pasajeras. Para lograrlo, le sirve mejor este personaje porque encarna la manipulación del poder que siempre choca con la realidad y desde que pisa el escenario, no lo abandona durante toda la representación.

Sin embargo, lo más singular es cómo acentúa las características del joven Segismundo, como alguien torpe, simpático, que balbucea tras su encierro de tantos años y al mismo tiempo es una furia y un torbellino físico. Incluso salta a la platea e interactúa con los espectadores, a quienes se involucra en diferentes momentos.

Entrenado en la exigencia del verso barroco español, el elenco de homogénea calidad se entrega con pasión, compromiso y talento a un juego escénico que apela al desenfado del vodevil y por momentos al vértigo de las comedias televisivas grabadas con público presente.

Una puesta atractiva y moderna para la versión de un clásico como Una puesta atractiva y moderna para la versión de un clásico como «La vida es sueño». Foto: Gentileza CTBA

Ficha

La vida es sueño

Calificación: Muy buena

Autor: Pedro Calderón de la Barca. Dirección: Declan Donnellan Intérpretes: Compañía Nacional de Teatro Clásico de España Teatro: Regio, Avda. Córdoba 6056 Funciones: miércoles 29 y jueves 30 de noviembre; sábado 1º y domingo 2 de diciembre, a las 20.

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