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El Ballet del Colón se luce con la gran producción y suntuosa puesta de «La bella durmiente»

Siete años después de la última producción, el Ballet del Teatro Colón, que dirige Mario Galizzi, lleva nuevamente a escena La bella durmiente, una de las obras más importantes de Marius Petipa, estrenada en 1890 y la primera en la que colaboró P.I. Tchaikovsky como compositor.

La bella durmiente ha sido objeto de muchos estudios, no sólo por el lugar que ocupa en el repertorio de Petipa y por su supervivencia de casi un siglo y medio, sino también por el inmenso aporte de la partitura de Tchaikovsky, que trajo una entidad nueva a la música para ballet.

La suntuosa puesta en escena de La suntuosa puesta en escena de «La bella durmiente», con dirección de Mario Galizzi y el cuidado estilo coreográfico y Aníbal Lápiz con el vestuario, Christian Prego con la escenografía y Rubén Conde con la iluminación. Foto gentileza Teatro Colón/Arnaldo ColombaroliNo hace falta detenerse demasiado en cómo Petipa tradujo al lenguaje de la danza el cuento original de Charles Perrault, retomado mucho tiempo después por los hermanos Grimm. El coreógrafo franco-ruso amaba la danza como lenguaje por sí mismo, mucho más allá de los aspectos argumentales que ocupaban un lugar secundario en sus intereses.

Un diamante puro

Fiodor Lopukhov, un reconocido coreógrafo del primer período soviético, dijo: “La bella durmiente es un diamante puro”, aludiendo al finísimo “tallado” y la riqueza de las variaciones coreográficas, tanto del cuerpo de baile como de los bailarines solistas y de las primeras figuras.

«La bella durmiente», en gran versión del Ballet del Teatro Colón. Foto gentileza teatro Colón/Arnaldo Colombaroli.En La bella durmiente la trama y los personajes están al servicio de la danza y no a la inversa. De este modo, cada acto de la obra presenta un gran número de personajes (las hadas bienhechoras que acuden al bautismo de la princesa Aurora, sus caballeros, los príncipes pretendientes, las amigas de la princesa, las ninfas del bosque, los invitados a la boda de Aurora con el príncipe Desirée) que interpretan muy bellas e imaginativas secuencias de danza.

Mario Galizzi, sólido repositor de obras de ballet, hizo su primera recreación de La bella durmiente para el Ballet del Colón en 1990 –después siguieron muchas otras- y es nuevamente su versión la que vemos en la temporada actual con los recortes que Galizzi fue haciendo a lo largo del tiempo.

De acuerdo a su atinado criterio, los grandes ballets de Petipa vigentes no serían resistidos en toda su duración por un público de hoy, como sí lo eran durante la segunda mitad del siglo XIX.

La puesta en escena

La bella durmiente necesita una suntuosa puesta en escena y esto es exactamente lo que han logrado Galizzi con el cuidado estilo coreográfico y Aníbal Lápiz con el vestuario, Christian Prego con la escenografía y Rubén Conde con la iluminación.

«La bella durmiente», por el Ballet del Teatro Colón, con dirección de Mario Galizzi. Foto gentileza teatro Colón/Arnaldo Colombaroli.En cuanto al elenco, mucho para destacar. De los tres principales roles femeninos, Ayelén Sánchez hizo una preciosa princesa Aurora, llena de sutilezas y encanto y muy dueña de su rol. Camila Bocca es el Hada Lila, que salva a Aurora del maleficio del Hada Carabosse, muy perfectamente consustanciada con un personaje en el que es difícil no caer en un exceso de dulzura y que Bocca lo logra.

Y, finalmente, la malvada Hada Carabosse que tuvo en Rocío Agüero una interpretación realmente espectacular, con todos los matices malévolos que requiere este rol, tan decisivo como los otros dos.

El príncipe Desirée fue encarnado por Juan Pablo Ledo, que por algún motivo se mostró sin ese aplomo con el que normalmente se presenta e incluso provocando la impresión de una energía un poco baja.

Y aunque hay una multitud de personajes el espacio de esta nota permite mencionar apenas algunos: el siempre ascendiente Jiva Velázquez como uno de los metales preciosos (el oro en su caso); Luciano García como Pulgarcito y Yosmer Carreño –verdaderamente brillante- y Beatriz Boos como el Pájaro Azul y la princesa Florisse respectivamente.

Es imprescindible cerrar con una referencia a la hermosa partitura de Tchaikovsky, muy admirada por alguien tan aparentemente lejano a él como Igor Stravinsky. Toda la música de La bella durmiente, interpretada por la Orquesta estable del Teatro Colón y dirigida en esta ocasión por el experimentado Carlos Calleja, envuelve a la obra con melodías que ya nos resultan familiares incluso sin saber, quizás, a quién pertenecen.

Ficha

La bella durmiente, de Marius Petipa y P.I. Tchaikovsky con la reposición de Mario Galizzi.

Ballet del Teatro Colón

Director: Mario Galizzi

Teatro Colón, Libertad 621

Funciones hasta el 25 de junio

Calificación: excelente

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