No faltará quien diga que es una serie oportunista, que tal vez lo sea. Pero eso no la convierte en desechable ni mucho menos: Ni una más es una serie que vale la pena ser vista, porque se mete en la vida de una adolescente perturbada que va a un colegio atravesado -literalmente- por una pancarta que advierte (y denuncia, expone y un puñado de verbos más, si uno quisiera) «Cuidado, ahí adentro se esconde un violador». Un colegio atravesado por el peligro.
Pero esa denuncia pública inicial, que lleva al primer capítulo de la serie española (una de las tantas de Netflix) a poner toda la carne al asado, recién se retoma sobre el final de la primera temporada, que consta de ocho episodios.
Porque a partir de ver el cartel y conocer la oscura vida de Alma, el personaje central interpretado por Nicole Wallace, la serie se convierte en su propia precuela: comienza a convertir el ovillo en madeja para revisar el pasado de ella, de sus amigos, de sus compañeros, de las familias de cada quien. Es una gran serie de flashbacks.
Es como si, tirada la bomba de la acusación, lo mejor fuera ver cómo llegaron todos los personajes a ese día, en vez de ver cuánto de cierto había en esa denuncia y, en caso de serlo, quién era el violador entre todos los habitantes de ese instituto. Con lo cual, la serie invita al espectador a ir trazando distintas hipótesis sobre quién puede ser el abusador.
Nicole Wallace y Clara Galle, amigas y ¿víctimas?No es una ficción para maratonear, se vuelve tediosa si uno la aborda de un tirón, pero bien merece llegar al final para entender qué fue de la vida de Alma y su mesa chica, las amigas (Greta y Nata, las más cercanas) que responden un poco al esquema de las compensaciones de personalidad para armar un rompecabezas de diferentes estilos de adolescentes. Todas feministas.
Basada en el libro homónimo de Miguel Sáez Carral, la ficción española está enmarcada en el movimiento internacional Mee Too y en la lucha de género, pero el compromiso tomado por indagar en esas zonas queda a veces eclipsado por ciertas consignas que suenan a clichés. Y, entonces, por momentos el guión termina bajando línea y encerrando a los personaje entre buenos y malos, sin echar mano a los matices.
La industria audiovisual española ha recurrido mucho a los colegios secundarios como escenarios para contar sus historias: lo ha hecho con Merlí (la genial serie sobre un profesor de Filosofía poco ortodoxo compuesto por Francesc Orella), lo ha hecho con Física o química (de donde saltó a la fama Úrsula Corberó), lo ha hecho con Élite. Encuentra en el universo adolescente y estudiantil una usina de historias.
Alma y sus amigas, antes de la denuncia que sacudió al colegio. Y a la sociedad.Y Ni una más integra ese grupo de ficciones que sabe conquistar un público juvenil y familiar. Aquí se anima a tocar un tema delicado, sólo que en el medio -entre la denuncia y la verdad- coquetea con diferentes subgéneros para conocer las vidas de los personajes y el disparador inicial pierde potencia. Y no es un disparador cualquiera. No es un tema para surfear, es para ir hondo y rápido. Aquí, la velocidad genera intriga pero, al mismo tiempo, amenaza con la superficialidad.
Ficha
Calificación: Buena
Drama juvenil Protagonistas: Nicole Wallace, Clara Galle, Aïche Villaverde e Iván Massagué Creación: José Manuel Lorenzo Dirección: Marta Font y Eduardo Cortés Emisión: Ocho episodios, disponibles en Netflix.