Recuerdos de cumpleaños, vacaciones, bodas. Y también de la mano en alto impactando la pelota del gol de Diego a los ingleses en el ’86. O la de la década del 30, de once trabajadores que construyeron el Rockefeller Center de Nueva York, sentados sobre una viga a 250 metros de altura y sin protección.
Momentos que se conservan en la memoria colectiva o se guardaban en una caja, y ahora en el celular o en la nube. Fotos. Un instante materializado que funciona tan bien como ayuda memoria. Y si es con una sonrisa mejor, quizá para convencernos de que todo tiempo pasado fue mejor.
La inteligencia artificial (IA) viene amenazando de venir por todo y lo primero que puede sepultar es la idea de la fotografía como representación de la realidad, como algo que ocurrió, algo que fue, un documento.
Varios celulares de última generación, lanzados a fines del año pasado y a comienzos de 2024, incorporan IA y sensores que permiten agregar o eliminar elementos de una foto con sólo pulsar un botón. O cambiar el fondo y pasar de una tarde nublada a una a pleno sol. Todo sin que nadie descubra el truco.
Por caso, el primero que salió con una potente herramienta de IA fue el Google Pixel 8. Luego vino el Samsung Galaxy S24.
Cuando Dios le dio una mano a la Selección Argentina, en México 1986. Las potenciales fotos de estos celulares se suman a los filtros de las redes sociales, sobre todo en Instagram, donde cuando alguien postea una imagen admirable sin retoque, suele agregar «sin filtro», porque lo habitual ya es lo irreal.
El diario The New York Times abordó el tema con preocupación en su artículo “Las fotografías tomadas por los celulares son cada vez más falsas. ¿Hora de preocuparnos?”. En uno de sus párrafos explica: “Imagina una fotografía en la que el hombro de una persona no aparece completo en la imagen. Con el software de Google, ahora puedes presionar el botón de Editor Mágico y mover a esa persona dentro del área delimitada por la fotografía. Después, el software usará la inteligencia artificial para producir el resto del hombro de esa persona”.
Fotografía: “Procedimiento o técnica que permite obtener imágenes fijas de la realidad mediante la acción de la luz sobre una superficie sensible o sobre un sensor”, define la Real Academia Española, que quizá deberá revisar el concepto, sobre todo porque los nuevos teléfonos hacen que las cámaras puedan incorporar elementos en la foto, incluso en el momento de la creación o toma.
Rick Osterloh, ejecutivo de Google, describiendo las poderosas herramientas de IA que vienen con el Pixel 8, en el lanzamiento del celular en Nueva York, el 4 de octubre de 2023. Foto: AFPEl periódico norteamericano reflexiona que “la llegada del Pixel 8 representa un punto de inflexión. Es el primer teléfono disponible para todo público que integra la inteligencia artificial directamente en el proceso de creación fotográfica sin ningún costo extra, lo que impulsa a la fotografía con teléfonos celulares a una era en la que la gente tendrá que cuestionarse cada vez más si lo que ve en sus imágenes es real, incluidas las fotografías que envían sus seres queridos”.
Tras el revuelo que provocó la llegada de estos celulares, Meta anunció que en los próximos meses empezará a etiquetar imágenes generadas con IA en sus redes Facebook, Instagram y Threads. «Estamos creando herramientas que pueden identificar marcadores invisibles para que podamos etiquetar imágenes de Google, OpenAI, Microsoft, Adobe, Midjourney y Shutterstock», dijo un ejecutivo de la empresa.
Si en la foto del gol de la mano de Dios con IA se hubiese borrado el brazo de Maradona, ¿los futboleros tendrían hoy una epopeya menos que contar? ¿Y si a alguien se le hubiese ocurrido retirar de la toma “al hombre del tanque”, aquel que se paró frente a los tanques de Tiananmen en 1989, el final de esa historia habría sido otro?
La impactante imagen de Tiananmen, en 1989. Con IA se podría haber quitado al «héroe» con solo presionar un botón. Foto: EFE
En busca de la verdad
“Cuando aparecieron primero las imágenes fotográficas y cinematográficas y más tarde la televisiva, parte de su éxito radicó en una supuesta mejor relación con algún principio de verdad. Pronto se entendió que una foto o una filmación tenía un punto de enunciación y que, por lo tanto, era tan fraguable como cualquier otro discurso. Pero con la aparición de la imagen digital y la estructuración de lo visible a partir del principio de información, este hecho quedó mucho más en evidencia. La IA intensifica este principio de simulacro al esconderlo con una altísima calidad de producción y una democratización del acceso a la producción de imágenes adulteradas», opina Margarita Martínez, docente e investigadora en Filosofía de la técnica.
«En ese marco -agrega Martínez- no causa sorpresa que, a partir de ahora, nadie se fíe de una imagen como prueba documental. Pero eso solo demuestra que nunca debimos habernos fiado de la imagen, o bien que debemos buscar mecanismos para garantizar nuevos principios de veridicción».
Pero si cualquier prueba puede ser discutida, entonces cuáles son las columnas donde deben estar cimentadas las ideas de verdad histórica o documental.
“Creo que deben reformularse y refinarse los mecanismos para discernir entre distintas pruebas visuales para ver cuáles tienen carácter verdaderamente documental. Pero los hechos pasados no van a ser por ello menos o más inaccesibles que ahora. ¿O acaso la historia solo trabaja con testimonios visuales de los hechos? En ese caso, ¿cómo hacemos historia antigua, historia medieval? La hacemos con objetos preservados, papeles, muebles y testimonios escritos, por ejemplo, entre muchos otros documentos e instancias que se cruzan. Para el caso, aun si está armada con imágenes no simuladas, ¿es nuestra verdadera vida la que mostramos en una red de fotos? Una selfie sonriente y no retocada para el público sacada durante una escena privada triste es una imagen verdadera, aunque un documento falso o simulado respecto de una idea de felicidad”, sostiene Martínez.
SL