Quizá no haya deporte más apasionante y cambiante en su desarrollo que el fútbol. Y si uno entra a ver la ficha técnica de El juego bonito, que estrenó Netflix, y lee que hay alguien interpretando a Maradona…
Pero no. No es el astro argentino, aunque es un homenaje o guiño a Diego. En el juego bonito los protagonistas son principalmente ingleses, aunque un argentino, de nombre Roberto, en alguna circunstancia estará junto a este equipo de fútbol 4, que participa en la Copa Mundial de Personas sin hogar.
La película, que se inspira en hechos reales, apuesta al poder de curación que tiene el deporte con quienes están en los márgenes de la sociedad, sea por un hecho nefasto o por propia elección. Y al seleccionado inglés, que va a participar del torneo que se realiza todos los años, pero que no puede repetir jugadores, se suma a último momento Vinny.
Cada uno tiene sus antecedentes de por qué terminaron durmiendo en la calle. Vinny acaba de separarse de su esposa, con quien tiene una hija. Y tiene un trabajo temporario de “logística”. Entrega paquetes, bah. Se fue de su casa, y duerme en un auto. Cuando Mal (Bill Nighy), el técnico del seleccionado, lo invite a formar parte de la delegación como jugador, acepta.
Micheal Ward, de empleado de un cine en «Imperio de luz» a ser estrella del fútbol callejero. Fotos NetflixHay una historia que luego se revelará, por la que Mal, un ex cazatalentos del club de fútbol londinense West Ham, reconoce a Vinny.
Y como bien dice alguien al pasar, a ambos personajes los une el ponerse encolerizados cuando las cosas no les salen bien.
Suele suceder.
Micheal Ward y el gran Bill Nighy, el goleador y el técnico.Ya en Roma, donde Valeria Golino, a quien los años parecen no afectarle y luce tan deslumbrante como en Rain Man (1988) y a quien veremos junto a Angelina Jolie en la biopic de María Callas, será la anfitriona de la Copa.
Un Maradona, un Messi…
Mal tiene mucho por hacer. No es cuestión de hablar de técnica, ni de táctica. Tiene que entender y enderezar a sus hombres, porque después de todo, puede haber un Maradona, un Messi (o un Vinny, que es un goleador letal y arrogante), pero es un deporte grupal, de equipo. Se salvan todos, entre ellos, y el que no lo entienda no conoce la esencia de este deporte.
Como es una competencia internacional habrá personajes de otras nacionalidades, como la monja Sister Protasia (Susan Wokoma, compañera de aventuras de Millie Bobby Brown en las dos películas de Enola Holmes), que dirige al equipo de Sudáfrica, o la jugadora estrella -pueden jugar hombres contra mujeres- del equipo de los Estados Unidos, Rosita (Cristina Rodlo), que es una indocumentada latina y que ve en la posibilidad de alcanzar el título una tabla de salvación para no ser deportada.
A jugar. La película apuesta al poder de curación que tiene el deporte con quienes están en los márgenes de la sociedad.Vinny es interpretado por Micheal Ward, a quienes los que vieron Imperio de luz, de Sam Mendes, con Olivia Colman, lo recordarán como el nuevo empleado del cine. Su personaje no deja de aparecer y desaparecer -no duerme con los otros jugadores, sino que prefiere huir y hacerlo a la intemperie-, pero cuando está, es el protagonista.
Un protagonismo que comparte con Bill Nighy, el gran actor de Living y que está en La primera profecía, la película que encabeza la taquilla en la Argentina esta semana. Pone cara de bueno, de comprendedor, y con eso más que le alcanza.
Técnico de traje y corbata. Mal (Bill Nighy) no tiene mucho desarrollo desdeque empieza hasta que termina el filme.El juego bonito es una entretenida película, que combina la adrenalina del juego con cuestiones más inspiradoras, y que nos deja con una expresión en el rostro de, sí, satisfacción. No es poco.
“El juego bonito”
Buena
Drama / Deporte. Reino Unido / Estados Unidos, 2024. Título original: “The Beautiful Game”. 125’, SAM 13. De: Thea Sharrock. Con: Bill Nighy, Micheal Ward, Valeria Golino, Callum Scott Howells, Sheyi Cole, Susan Wokoma. Disponible en: Netflix.