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Fabricar comida sin tirar un árbol: cómo es el alimento “libre de desmonte” que se vende en todos lados y viene del bosque Impenetrable

En los últimos meses, el desafío de producir alimentos que no generan deforestación ganó terreno en la agenda internacional, por nuevas exigencias del mercado Europeo y por el aumento notable de los eventos extremos provocados por el cambio climático: sequías y falta de agua en Europa, incendios, inundaciones en Sudamérica.

Van por un camino las evidencias de la crisis ambiental y en paralelo, por otro carril, los debates políticos, los contrapuntos y la confrontación. Esta semana, activistas ambientales escracharon la casa de Messi en Ibiza, generando una controversia disparatada. Días atrás miembros de Greenpeace denunciaron a la empresa productora de gaseosas Manaos por tala indiscriminada en Santiago del Estero. Poco antes, activistas veganos habían irrumpido en una muestra de ganado en la pista central de La Rural.

Todo eso sucede en diferentes planos. Mientras tanto, al mismo tiempo, existe una forma propositiva, no de choque, de llevar adelante la discusión por los mismos temas pero en un nivel de cero beligerancia y actitud proactiva. De esto trata la historia que sigue.

La algarroba del bosque Impenetrable, primer insumo para una barrita de cereal de consumo masivo.La algarroba del bosque Impenetrable, primer insumo para una barrita de cereal de consumo masivo.El contexto es el mismo que el de las protestas, pero se trata de la opción de buscar alternativas a formatos productivos para dar testimonio de que así también se lucha o se trabaja contra el calentamiento del planeta. Hay que situarse en el norte de la Argentina. Zona de desmontes. Sus habitantes son espectadores silenciosos del desfile incesante de camiones que salen del monte cargados de madera. Zona de falta de controles. Escenario de denuncias y pujas entre ambientalistas y políticos. Área crítica, amenazada por el corrimiento que nunca cede de la frontera agrícola. Pero también un sitio de comunidades que a pesar de todo persiguen la manera de vivir en paz. Guardianes verdaderos de lo que queda en pie.

Corazón salvaje del bosque Impenetrable, provincia del Chaco. En esa región maravillosa y biodiversa surgió una idea que parte de la motivación de elegir y consumir alimentos que, en su camino de elaboración, ayudan a mantener los bosques en pie.

El personaje se llama Nito Anello. Es cofundador de una empresa de alimentos llamada Zafrán. Buscaba crear un negocio de impacto positivo: recetas saludables para las personas y la naturaleza. Poner a la “industria” o al “mercado” al servicio de la regeneración de ecosistemas. Producir buscando salvar al planeta o al menos esa porción maravillosa que se expresa bajo el nombre de El Impenetrable.

“Nuestro propósito es mejorar el mundo a través de una alimentación que nutra a las personas, regenere la Tierra y enriquezca a la comunidad. En esta búsqueda descubrimos el trabajo de Emprendedores por Naturaleza con la algarroba y las comunidades del Impenetrable en el Chaco”, comenta Anello. Emprendedores por Naturaleza es un organización que certifica el compromiso de las comunidades locales de prosperar valorando la vida silvestre nativa y los ecosistemas naturales en torno a las áreas protegidas de Argentina.

“Fue un regalo y rápidamente nos pusimos a trabajar en una receta de barras y otra de galletitas que incluya este ingrediente, conocido históricamente por su riqueza nutricional”, agrega Anello, dueño de calma que parece forjada a base de años de permanencia en la naturaleza.

La algarroba del bosque Impenetrable, primer insumo para una barrita de cereal de consumo masivo.La algarroba del bosque Impenetrable, primer insumo para una barrita de cereal de consumo masivo.La algarroba se encuentra entre los alimentos autóctonos más antiguos utilizados en Sudamérica. Se trata de uno de los productos forestales no madereros principales de la Argentina. Su consumo se vincula a costumbres ancestrales, comunidades que elaboraban la harina de algarroba con mortero de madera. Todos los años el árbol de algarrobo florece en octubre y se forma una vaina que termina cayendo en diciembre. Entonces los pobladores locales las recolectan para darle de comer a animales o las secan y hornean para preparar recetas tradicionales.

“Ciertas prácticas perdieron valor, sustituyendo el forraje para el ganado por cereales convencionales y este superalimento por productos industrializados. Desde Emprendedores por Naturaleza, colaboramos para revalorizar la tradición en los alrededores del parque Nacional el Impenetrable y promovemos iniciativas de producción a favor de la naturaleza», comenta Fátima Hollmann, Coordinadora de Economías Restaurativas de Fundación Rewilding, operativa en la zona.

“Son recetas honestas, simples y transparentes, un listado de buenos y pocos ingredientes, reconocibles, sin nombres raros. Alimentos nutritivos, ricos y con impacto positivo en la naturaleza y las personas. ¡Y la harina de algarroba cumple con todo! No sólo le da trabajo a las comunidades criollas del Impenetrable y más de la mitad de las personas involucradas en su producción y comercialización pertenecen a un colectivo con altas barreras de empleabilidad”, dice Anello.

La algarroba, un fruto clave del Impenetrable chaqueño.La algarroba, un fruto clave del Impenetrable chaqueño.¿Por qué todo esto es importante más allá del producto? Según los últimos documentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es urgente detener la deforestación de las cadenas de valor agrícolas. Dado que el 90% de la deforestación es provocada por la agricultura, el gran desafío es encontrar nuevas formas de producir alimentos que no avancen sobre los bosques.

En la Argentina el principal bosque a cuidar es el Gran Chaco, el segundo más grande de Sudamérica después del Amazonas. Mantener el Chaco en pie no sólo beneficia a los pobladores locales sino a todo el mundo, incluyendo la fijación de carbono, la conservación de la biodiversidad y la retención del agua. Estos servicios ecosistémicos, a largo plazo mitigan los efectos del cambio climático, mejoran la productividad de las tierras productivas de todo el mundo y aumentan la seguridad alimentaria.

“Creemos que la crisis ambiental es antes que nada una crisis de consciencia. Por eso, alentamos una transformación cultural profunda. Queremos cambiar la lógica de la competencia por la colaboración. Queremos aprender de los bosques y de la naturaleza que vivimos interconectados, que existimos porque existen innumerables seres. Buscamos soluciones beneficiosas para todo el sistema. Nadie existe sólo ni se salva sólo”, cierra Anello.

GS

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