Hay cosas que no cambian. Y ni el poder del paso del tiempo podría llegar a torcer. En la vuelta de Pedro el escamoso (“Más escamoso que nunca”, suma el título oficial que marca el regreso de su secuela, este martes 16 de julio por Disney+) todo parece haber mutado, menos su protagonista. Que aún tomado por un cambio físico radical -ya no es el fortachón musculoso y turgente que supo ser en la primera entrega- sostiene, veinte años más tarde, la singular esencia que popularizó al carismático Pedro Coral.
Tal vez, ésa es la clave de un revival que con nuevos conflictos sobre la mesa y la incorporación de personajes centennials -propiciados por el entorno de Pedro Coral Junior (Carlos Torres), su hijo veinteañero- no traiciona su naturaleza.
Minado de guiños y flashbacks como guía para quienes no siguieron de cerca su entrega original, a excepción de algunas sutilezas que sólo captarán los verdaderos seguidores (como líneas repetidas en el libreto) no hay nada que el espectador espere y no obtenga como recompensa. Desde la llave a sus looks más excéntricos -vuelven las botas protagonistas y camisas multicolor- al representativo baile con movimiento de caderas y pelo, El Pirulino, que supo ser himno traspasando fronteras y edades.
Centrado en las aventuras de Coral y su arsenal de frases como extensión misma del personaje, el regreso a Bogotá -y a la pantalla, pero de streaming- lo lleva por buen camino. Reencarnando al mismo que fue, aunque potenciando el titular al máximo en esta secuela: más escamoso (Expresión coloquial que describe a un canchero o aquel individuo que se las sabe todas) que nunca.