Javier Costa no pudo dormir la noche en la que España se alzó con la victoria en la final de la Eurocopa, tras vencer por 2-1 a la selección de Inglaterra en el estadio olímpico de Berlín.
Y a diferencia de muchos aficionados de La Roja que también pasaron esa madrugada en vela celebrando el triunfo, este empresario vigués no pegó ojo, aunque en su caso, lamentándose por ese resultado, y no porque apoyase al combinado británico, ni porque tuviera una especial antipatía al equipo de Yamal y compañía.
Costa lleva años dirigiendo uno de los negocios más punteros a nivel mundial de su sector. Escapes Costa fabrica y vende tubos de escape deportivos y accesorios de los mismos desde una nave en la que trabajan diez empleados y que está ubicada en la Estrada das Plantas, en la parroquia viguesa de Bembrive.
«La liamos muchísimo. Lo que pensamos que iba a ser una tontería, no nos arruina de milagro». Es la reflexión de Samantha Argudín, cogerente de la empresa y mujer de Javier, cuando relata a Faro de Vigo, del grupo Prensa Ibérica, uno de los peores días de sus vidas. «La idea se le ocurrió a Javi, pero pensó que la respuesta iba a ser asumible».
Sin embargo, la campaña de captación de clientes que subieron a su perfil de Instagram se les fue de las manos: «Si España gana hoy contra Inglaterra, todos los pedidos hechos hoy antes de las 19h del día 14 de Julio de 2024 serán rembolsados íntegramente».
«Esperábamos unos 20 pedidos, pero cuando vimos que las ventas ya empezaban a superar las 200 nos temimos lo peor», recuerda la gerente. Finalmente, la web de la empresa registró más de 500 encargos que suponían un ingreso -de ida y vuelta- de más de 50.000 euros: el dinero debía regresar al bolsillo de cada cliente. «Intentamos pararlo, pero no fuimos capaces, y en un día en el que todos los que trabajamos allí queríamos que ganase España, acabamos deseando que perdiese el partido».
La arriesgada apuesta de marketing de esta empresa de Vigo se hizo viral, de ahí la avalancha de participantes/clientes que la aprovecharon, muchos de ellos comentando la propuesta con cierto vacile: «Se avecina despido del de marketing», posteó uno de los usuarios. «Nuevo patrocinador de la selección española», comentó otro.
Si bien esta empresa invierte publicidad en patrocinios deportivos, «en la vida hemos llegado a esas cantidades, pero el problema no es solo el dinero que perdimos, también la carga de trabajo que está suponiendo», matiza Samantha.
Escapes Costa tiene una actividad aproximada de cien pedidos diarios de productos que han de fabricar y enviar a su destino, «pero más de 500 pedidos es casi inasumible para nosotros, llevamos una semana de locura, y le pedimos paciencia a nuestros clientes porque no tenemos capacidad».
Esa noche aciaga, el jefe pasó de intentar dormir, a levantarse para irse a la nave a empezar a fabricar todos los pedidos de ese día, que fue de felicidad para casi todo el país. Samantha recuerda ese momento en el que su marido tomó la decisión: «Me voy a la fábrica porque de ésta no levantamos cabeza ni de broma».
Aún están en plena vorágine de fabricación, tramitación de envíos y reembolsos «que esperamos poder solventar en dos semanas». Trabajando dobles turnos, a día de hoy les faltan «unas 20 ó 30 piezas por fabricar, y ya han tramitado los reembolsos a unos 50 ó 60 clientes». No obstante, este es un plus exponencial de la actividad que se suma a la habitual que tiene a diario la empresa.
«Si pudiéramos dar marcha atrás, nunca hubiésemos lanzado la campaña», reconoce la gerente, a pesar de que su caso se haya viralizado, y muchas empresas estén llamando a la fábrica para proponerles colaboraciones: «ahora no tenemos tiempo para pararnos en eso», aclara.