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Indignación y reclamo de justicia por la muerte de una psicóloga argentina de 23 años que fue atropellada en Barcelona

Tenía 23 años, un título en Psicología y la idea de cursar una maestría luego de un año sabático, en el que viajaría con amigos y su pareja por Europa. Así, con anhelos propios de la juventud, iba Julieta Koen Arnaldo, argentina de nacimiento y criada en Barcelona, por la ciudad balnearia catalana de Sitges, donde un auto la atropelló el sábado 23 de julio, pasadas las 19 horas. Murió un día después. El conductor se mostró impávido e indiferente ante la situación, lo que causó la indignación de familiares y testigos del choque por igual.

Ese sábado era un día normal: fue al gimnasio en Sitges, donde vive y trabaja su pareja, de quien se despidió antes de dirigirse a lo de su mamá, para visitarla. De pasada, unas compras en un supermercado; en un cruce peatonal cerca de éste, la tragedia: un auto que transitaba a una mayor velocidad de la permitida atropelló a Koen Arnaldo y le generó heridas irreversibles: la joven llegó al hospital con muerte cerebral y su familia permitió que su cuerpo permaneciera cuatro días más con asistencia mecánica para poder, así, donar ciertos órganos.

Pablo Koen, padre de Julieta Koen Arnaldo (23), joven argentina que fue atropellada y murió en Sitges, España.Pablo Koen, padre de Julieta Koen Arnaldo (23), joven argentina que fue atropellada y murió en Sitges, España.En la escena del accidente, una enfermera la auxilió allí mismo, pero, según declararon testigos, el conductor del auto, de 74 años y conductor de un Audi A4, sólo se bajó para insultarla y culparla por el incidente.

Fue trasladada al Hospital de Bellvitge, donde se constató que tenía muerte cerebral como consecuencia del impacto: los médicos no pudieron salvarle la vida, y le dijeron al padre de Julieta Koen Arnaldo que en su severo diagnóstico tenía, además, múltiples fracturas.

La familia, por su parte, realizó la denuncia ante las autoridades locales, pero denunció tanto malos tratos como que no se detuvo al conductor del auto, ni se le retiró la licencia de conducir. Tampoco se comunicó con la familia Koen luego del atropello. Por tal motivo, la familia reclama desde entonces justicia y convocó a congregaciones de vecinos de Sitges para pedir, además, por rutas seguras para los peatones.

Según publicó el medio Agenda Sur, Julieta Koen Arnaldo conocía el cruce en el que finalmente moriría, el Cruce Vallpineda-Santa Bárbara: tenía siempre mucho miedo y precaución en este paso, en el que una vecina de la ciudad sufrió en 2017 un accidente grave en ambas piernas. También Koen, según el mismo medio, se preguntaba con amigas y familiares cómo era posible que en esa senda peatonal no hubiera semáforos, ni badenes, ni radares ni cámaras habida cuenta de la peligrosidad del cruce.

El primer fin de semana de agosto, familiares y vecinos de Sitges se manifestaron en el lugar del accidente que culminó con la vida de Julieta. Las pancartas: «Acceso seguro a Sitges, ya»; «Todos somos peatones, y el coche es un arma«.

El reclamo del padre de la argentina que murió en Sitges

El padre de la víctima, Pablo Koen, declaró a los medios catalanes Canal Blau y TV3, que cubrieron la manifestación, que «las autoridades llegaron a llamar a ese lugar como un ‘punto negro’, ya que ocurrieron muchos accidentes».

«Mi hija volvía del gimnasio con su bolso, luego de ir al gimnasio y pasar por el supermercado, y antes de terminar de cruzar apareció un auto que aparentemente no la vio, y la chocó a alta velocidad, porque murió en el instante. El golpe fue tan fuerte que mi hija voló desde la senda peatonal hasta esa cruz», dijo ante las cámaras Koen, señalando un punto que dista a varios metros del lugar del choque.

También el padre de la víctima mostró su indignación con las autoridades: «Los accidentes en este cruce van a seguir pasando, yo mismo tengo dos hijos que siguen cruzando por acá… No puedo entender cómo esto se pudo haber evitado con una medida tan simple como un semáforo«.

«En vez de llamar a la ambulancia, el conductor llamó a sus hijos«, dijo Koen. Tampoco el automovilista acompañó a Julieta en los momentos posteriores a haberla atropellado ni durante su traslado al hospital.

«Lo que más me apena es que nadie de la familia del conductor se contactó conmigo, nadie me dijo nada», añadió. La identidad del conductor aún no trascendió, aunque sí su edad, 74 años, y el auto que manejaba, un Audi A4. Hasta el momento, Pablo Koen desconoce el nombre de quien mató a su hija, aunque sí sabe que sigue en libertad.

DS

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