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La contracrónica del Córdoba CF-Burgos | Así es la vida del cordobesista

Ser cordobesista no es fácil. No se trata de ir a la grada, sentarse y ver un partido de fútbol, celebrar la victoria o lamentar la derrota, emocionarse con lo que sucede en el césped y sentirse parte de una historia que dura ya setenta años. Qué va. Hay algo más en todo esto. El cordobesista no busca el placer, huye del dolor. Sabe que es inútil hacerse ilusiones porque sus mejores momentos llegarán cuando nadie los espera, cuando se planificó algo y luego todo se torció para convertirse en un laberinto. El Córdoba-Burgos era el nuevo comienzo, el libro recién abierto. Iván Ania y su equipo de autor salieron con la idea fija de no renunciar a sus códigos ni a sus patrones. Eso sí, con la seria advertencia que supuso el frustrante desenlace del debut en Miranda. Esto va de sumar, de ganar. Los puntos homologan cualquier discurso. Su ausencia lo deslegitima. El Córdoba se quedó con uno. No le supo mal, después de todo.

Córdoba CF-Burgos | Las imágenes de la afición en El Arcángel

Córdoba CF-Burgos | Las imágenes de la afición en El Arcángel / A. J. González

El Arcángel volvió a acoger un encuentro de Segunda División -ahora con el nombre comercial de Liga Hypermotion- después de cinco años, el desierto más largo que ha atravesado la entidad fuera del panorama del fútbol profesional en lo que va de siglo. La gente tenía ganas de ir a ver qué es lo que se cuece en este curso. No se lo pusieron fácil. Algunos se comieron una cola que empezó a primera hora de la mañana y concluyó con otra más a la caída del sol, cuando atravesaron la explanada de El Arenal, los tornos y, finalmente, tomó posesión de la parcela en la que alimenta sus sueños de perfil bajo… o no. Quién puede saber a dónde puede llegar el Córdoba. En la incertidumbre está el ingrediente esencial de su personalidad: sin sufrimiento no hay diversión. Es un club de corazón tierno y pellejo duro, un superviviente. 

Era un día de estrenos, uno de esos en los que todo es una gigantesca oportunidad. De mostrar, de demostrarse, de reivindicarse o redimirse. A Antonio Casas le dio Iván Ania la camiseta de titular y el rambleño encontró un escenario imponente: era su primera cita en categoría profesional y con la camiseta del equipo de su tierra, que seguirá defendiendo si de aquí al viernes que viene no sucede nada en el mercado. Sabía que el foco estaba sobre él y decidió hacer lo de siempre: bregó, fue a todas… Y marcó. Le sacó la pelota de los pies a un defensa confiado, salió desbocado hacia la meta y la rompió delante del portero. Algo muy parecido a la felicidad. Pero… esto es el Córdoba.

Con algo más de un cuarto de hora en el crono, Lapeña frenó con un agarrón a Edu Espiau siendo el último hombre. Expulsado. La consiguiente falta la botó Curro. Gol del Burgos. Antes, Ander Yoldi había estado muy cerca del 2-0. La cara de Ania, que acababa de hacer varios cambios, en la pausa de hidratación reflejaba la estupefacción absoluta. Luego, una pifia de Calderón propició la penetración por la banda de Álex Sancris, que firmó el segundo de los suyos y dio la vuelta al guion. Con uno menos, con doce minutos de alargue, los jugadores físicamente rotos y mentalmente desquiciados… El aroma de drama lo disipó Ander Yoldi con un gol que se festejó como una victoria. En cierta forma, lo fue. El cordobesista se fue a casa dándole vueltas a la cabeza. Así es su vida.

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