Guardaparques de la Reserva Natural Privada Villavicencio, en Mendoza, enfrentaron una situación muy complicada al ser amenazados con armas de fuego durante un operativo de rutina contra la caza furtiva de guanacos. El hecho tuvo lugar cuando los empleados descubrieron infraganti a cuatro sujetos fuertemente armados que se encontraban deshuesando uno uno de los animales en el interior de dicha área protegida mendocina. Al notar la presencia de los guardaparques, los sospechosos se dieron a la fuga a bordo de varias motos, dejando abandonados a tres guanacos muertos.
Tras la denuncia de los guardaparques, rápidamente se desplegó un operativo policial que incluyó el uso de drones e involucró a agentes de la Policía Rural y del Departamento de Fauna Silvestre de Mendoza, como así también de otras unidades de seguridad, quienes llevaron a cabo rastrillajes extensivos para intentar dar con los cuatro cazadores furtivos que, finalmente, lograron escapar del lugar.
Cazadores furtivos: el guanaco, especie protegida
Tras los hechos, Ignacio Haudet, director de Biodiversidad y Ecoparque, resaltó el valioso trabajo que el personal de Villavicencio lleva a cabo tanto en el control como en la fiscalización de la fauna silvestre. “La caza de guanacos está penada en Mendoza con multas que pueden alcanzar los 7 millones de pesos por ejemplar, dependiendo de la gravedad del hecho. Este tipo de delitos atenta directamente contra la biodiversidad de la región. Por eso, su presencia constante en el área es crucial para la protección de los ecosistemas locales“, manifestó el funcionario cuyano.
Por su parte, desde el Departamento de Fauna Silvestre de Mendoza emitieron un comunicado de prensa recordando que la caza furtiva no solo pone en riesgo la fauna, sino que también representa un peligro para la salud pública. “La carne obtenida por los cazadores furtivos no tiene ningún tipo de control sanitario, lo que puede poner en riesgo la salud de quienes la consuman”, afirmó Adrián Gorrindo, jefe de esa dependencia provincial.
“El guanaco es una parte fundamental de la dieta del puma, el principal depredador natural de nuestra provincia. Al afectar sus poblaciones, también afectamos a los pumas, lo que puede llevarlos a atacar al ganado doméstico, repercutiendo en las actividades humanas en la región”, concluyó.